En 2021 la población de los estados de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas mostró un acumulado de 14 millones 546 mil 113 habitantes, lo que representa el 11% nacional, con una fuerte presencia de personas en edad infantil y adolescentes.
Al momento de iniciar una nueva década siempre es válido preguntarnos: ¿Y cuántos seremos en diez años?…
La dinámica no cambiaría tanto, de acuerdo con las estimaciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO). Se calcula que para los próximos años (2030) tendremos 15 millones 717 mil 24 habitantes, lo que significaría un crecimiento cercano a un millón 170 mil 892 residentes adicionales.
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Con esta cifra, la participación nacional se mantendría en la media actual, con alrededor del 11.38% respecto a los 138 millones 70 mil 271 habitantes que se espera que vivan en nuestro país para la próxima década. Del crecimiento de más de un millón de habitantes en el Bajío correspondería el 52% a personas del sexo femenino.
El último censo del INEGI mostró el crecimiento exponencial que tienen algunas entidades del Bajío en materia de población. Querétaro es el más dinámico, situándose como el segundo a nivel nacional con mayor tasa de incremento poblacional en 2020, con 2.6%: dos millones 368 mil 467 habitantes respecto al millón 827 mil 937 que tenía diez años atrás.
De sus vecinos le sigue Aguascalientes en el quinto lugar con una tasa de crecimiento del 1.9%, contabilizando un millón 425 mil 607 habitantes en 2020 respecto al millón 184 mil 996 de habitantes que tuvo en el 2010.
Ya por debajo de la media nacional se sitúan el resto de los estados: Guanajuato, en el lugar 17 de crecimiento con un despunte del 1.2%, manteniéndose en seis millones 166 mil 934 habitantes; San Luis Potosí en el sitio 24 con un avance del 0.9% registrando dos millones 822 mil 255 y Zacatecas con incremento del 0.8% y un millón 622 mil 138 habitantes.
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De cara a una nueva década la región Bajío tiene grandes retos por atender en esta materia, principalmente por el importante crecimiento de los adultos mayores de 65 años y más, particularmente entre la población femenina.
Será importante que las políticas públicas de la región se focalicen en las nuevas necesidades que este cambio poblacional genere, así como en la manera en que se rige su economía, actualmente basada en una fuerza laboral joven.