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Aunque incomode, México ocupa el lugar 16 en feminicidios

Cuando tenía 20 años y trabajaba en la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, el entonces Ombudsman estatal me “sugirió” que, pese a mi afinidad con la lucha por los derechos de las mujeres, no debía identificarme como feminista, pues mi carrera como abogada recién empezaba y no era bueno que me estigmatizaran. Las feministas incomodan y, evidentemente, yo no quería incomodar a nadie. Así que durante años amoldé mi discurso para que agradase a la mayoría, principalmente a los hombres que suelen sentirse muy incómodos con el tema del feminismo. Y me dediqué muchos años de mi vida a ser políticamente correcta.

Y es que a muchos hombres les incomoda saber que México, junto con Guatemala y El Salvador, tiene los mayores índices de feminicidios del Continente. Les incomodan las altísimas cifras de violencia doméstica, la trata, la prostitución, los matrimonios forzados e infantiles, las violaciones, el abuso, el acoso sexual, la desigualdad de salarios, la participación política de la mujer, etc. Básicamente les incomoda la libertad de las mujeres y esta incomodidad provoca insultos, golpes y muertes.

Naciones Unidas señala que la violencia contra las mujeres es la máxima expresión de la discriminación hacia éstas, también que es producto de la desigualdad histórica entre hombres y mujeres. Que es un problema social y de derechos humanos que no distingue edades, etnias, estatus sociales o económicos. Entonces, si Naciones Unidas condena la violencia contra las mujeres como una violación a los derechos humanos y si existen tantos instrumentos jurídicos en defensa de los derechos de las mujeres, ¿por qué nos siguen insultando, violando, discriminando, golpeando y matando?

«Parecen estar más preocupadas en sacar brillo a sus cadenas, que liberarse de ellas»

La respuesta está en los privilegios. Los hombres se sienten incómodos con el feminismo porque ven amenazados sus privilegios y su posición de poder, porque esa discriminación, violencia y desigualdad les favorece. Y, lamentablemente, encuentran como cómplices a mujeres que, como decía Mary Wollstonecraft, «parecen estar más preocupadas en sacar brillo a sus cadenas, que liberarse de ellas».

Aquel consejo que me dio el entonces Ombudsman era una forma de control, de mantenerme callada y de que mi voz no le dijese algo que lo incomodara, algo que pusiera en peligro su posición de poder y, por tanto, sus privilegios. Y es que el feminismo representa un nuevo modelo de organización social en el que no cabe ninguna forma de opresión, discriminación o violencia; pero sobre todo, es un modelo basado en la igualdad en el que no se permiten los privilegios.

En México mueren seis mujeres al día por violencia machista, ocupando el puesto 16 a nivel mundial en feminicidios. Y estos son solo la punta del iceberg. Ante esta realidad no caben discursos políticamente correctos, se debe alzar voz e incomodar a los privilegiados, pues #VIVASNOSQUEREMOS.

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