Las empresas familiares enfrentan desafíos cada vez más complejos en un entorno global cambiante. La necesidad de formar líderes capaces de garantizar la continuidad del negocio ha tomado relevancia.
Esto se debe no sólo a las transformaciones sociales y económicas, sino también a la reducción del tamaño de las familias. Actualmente, es común que las familias empresarias cuenten con menos integrantes interesados en asumir el liderazgo.
Según el Centro de Empresas Familiares de la Universidad de Monterrey (UDEM), la preparación no solo debe enfocarse en la NextGen (nueva generación), sino también en crear estrategias claras que permitan la participación de liderazgos externos en caso de ser necesario.
¿Cómo afectan los cambios demográficos al modelo de sucesión familiar?
Jorge Arturo Rivadeneira Ávila, director del centro, explica que en el siglo pasado, las familias numerosas aseguraban que al menos un miembro asumiera la dirección del negocio.
Hoy, con un promedio de dos hijos por familia, las probabilidades de que ambos deseen involucrarse son menores. Esto obliga a las empresas a redefinir su enfoque y contemplar opciones como la profesionalización de equipos y el liderazgo externo.
Además, Rivadeneira Ávila, detalla que herramientas como el Código de Honor Familiar o el Protocolo Familiar permiten establecer reglas claras para la gestión del negocio, evitando una dependencia excesiva en los fundadores.
Aunado a lo anterior, la institucionalización a través de manuales, políticas y planes garantiza un funcionamiento ordenado y eficiente.
¿Qué desafíos enfrentan las familias empresarias?
Por otro lado, el director del Centro de Empresas Familiares indica que el proceso de sucesión no sólo implica la transición del liderazgo, sino también la toma de decisiones en tres áreas clave: familia, empresa y propiedad.
La falta de acuerdos en este último punto puede generar conflictos internos y poner en riesgo el legado.
Para mitigar estos retos, Rivadeneira Ávila recomienda implementar un gobierno corporativo sólido, desarrollar planes de sucesión detallados y fomentar la convivencia entre los miembros de la familia. Estas acciones refuerzan la unidad y alinean los intereses del grupo con los objetivos del negocio.
La continuidad de las empresas familiares requiere un enfoque estratégico que combine la preparación de la NextGen, la institucionalización del negocio y la profesionalización de equipos.
Contar con herramientas como un Protocolo Familiar o un Plan de Sucesión asegura que el legado trascienda generaciones, manteniendo la estabilidad y el crecimiento, finaliza Arturo Rivadeneira.
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