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Asientos, el municipio que se perdió en el tiempo

Por Roy Durán y Yoliztli Ramos/Líder Empresarial 

Fue el primer lugar en Aguascalientes que se asemejó a una ciudad, incluso antes que su propia capital. Por eso, recorrer el camino que lleva a la montaña en la cual está enclavado, es una forma de viajar al pasado. Asientos tiene el ritmo de un latido ancestral.

A lo largo de su antiquísima historia, la comunidad ha aparecido y desaparecido al compás del cierre y la apertura de las minas; pasando de la bonanza minera con cientos de extranjeros que buscaban fortuna a la desolación de un pueblo fantasma.

Es cierto que no pudo atrapar el comercio o la cultura más allá de la bonanza; pero también es cierto que ningún otro municipio ha vuelto de entre las cenizas tantas veces, porque Asientos siempre tendrá algo que dar y contarnos sobre el lugar en el cual habitamos.

El pueblo minero escondido en la montaña

En la época en la que se fundó Asientos, en el siglo XVI, los colonizadores estaban obsesionados con la búsqueda de oro. De acuerdo con el historiador Carlos Medina, muchos de ellos todavía pensaban que encontrarían la India y tardaron algunos años en descubrir que el continente americano no era una isla. Ese afán por hallar minerales provocó el nacimiento de varios asentamientos.

El municipio le debe su nombre a Diego de Ibarra, un conquistador español que se dedicó a buscar riquezas en el territorio de la Nueva España. Él no solo ayudó a fundar este poblado, sino también algunos otros, incluido Zacatecas, los cuales están ubicados en lo que más tarde fue conocido como la Ruta de la Plata.

Asientos le debe bastante a los descubrimientos de vetas de plata en Zacatecas. De no haber sido por dichos hallazgos, la economía de la región no se hubiera disparado y probablemente, los asentamientos a su alrededor seguirían siendo parajes desolados. La minería detonó la economía de la Nueva España. Muchos indígenas y españoles que provenían del centro-sur del país (hoy, Ciudad de México) viajaron a la zona para conseguir trabajo, ya fuera en las minas o haciendas.

El territorio no fue sencillo de conquistar. Los españoles e indígenas conversos tuvieron que librar una batalla sangrienta contra los chichimecas para poder explotar las tierras. Las tribus que habitaban en el sitio eran muy aguerridas y difíciles de someter. En algunos lugares, los conquistadores tuvieron que negociar con ellos, pues no lograban vencerlos. Pero toda guerra tiene un final y la chichimeca duró hasta 1600.

La explotación de la minería en Asientos comenzó oficialmente en 1647. A partir de ese momento, el poblado tuvo un gran progreso económico y demográfico que se reafirmó con la llegada de Agustín Mejía, un obrero de origen potosino que encontró la mina «La Descubridora» y certificó en 1706 el potencial minero de la zona.

Durante esa época, la minería se desarrolló tanto que el poblado llegó a tener más habitantes que la ciudad capital de Aguascalientes. Los sectores agrícola y textil también experimentaron un crecimiento importante, pues se requería de alimentos para los trabajadores y animales de carga. Además, se formaron pequeñas fábricas dedicadas a la elaboración de telas, sábanas y mantas.

En las minas de Asientos no se obtenía tanta plata como en las de Zacatecas; pero se extraía un material igual de importante: el magistral de cobre, un ingrediente básico para refinar y procesar la plata.

La riqueza del lugar iba y venía según la temporada de bonanza de las minas. Jesús Gómez Serrano retrata la situación que se vivía en su libro Aguascalientes, imperio de los Guggenheim:

“Lo típico era que así como un paraje aislado y desértico se convertía, casi de la noche a la mañana, en un pueblo efervescente gracias a algún hilo mineral, así también, con la misma rapidez, aquel asentamiento quedara reducido a pueblo fantasma”.

Así, la prosperidad de Asientos se vio truncada con el inicio de la guerra de independencia y las minas permanecieron abandonadas hasta 1892.

Ya entrado el régimen de Porfirio Díaz, se atrajo a la región el dinero de algunos inversionistas y la economía fue reactivada. La Compañía Unión Restauradora se adueñó de varios yacimientos minerales, pero no pudo afrontar los costos de la explotación. Tiempo después se vendieron a la American Smelting Company, propiedad de los hermanos Guggenheim, dueños de la Fundición Central Mexicana en Aguascalientes.

La compañía de los Guggenheim invirtió grandes capitales en las minas de Asientos. En 1902, la producción alcanzó un promedio de 250 toneladas diarias de buena ley de plata. En ese entonces, la mina de Santa Francisca fue uno de los yacimientos argentíferos más ricos del lugar.

Durante el porfiriato, la región atravesó un acelerado progreso económico y tecnológico; pero con la revolución de 1910, la industria minera fue decayendo hasta quedar inactiva en la década de 1930. Las minas permanecieron en total abandono hasta 1961, cuando Albert Doerr, reconocido empresario en Aguascalientes y benefactor de Asientos, propietario de la Metal Company, puso en marcha la mina de El Orito en febrero del mismo año.

Minería en la actualidad

Junto con San José de Gracia y Rincón de Romos, Asientos es uno de los tres municipios de Aguascalientes que tiene minas y es el más importante en cuanto a actividad minera. Los datos más recientes de INEGI (2014) cuentan 45,681 toneladas de plata, 25,646 toneladas de zinc y 7,394 toneladas de plomo producidas. El método de extracción más usado es el subterráneo.

Gran parte de esta revitalización se dio a principios del siglo XXI, cuando se estableció el consorcio minero Frisco (propiedad del magnate Carlos Slim). Numerosas explotaciones se reactivaron, como la de la mina Santa Francisca, que había permanecido abandonada por casi un siglo. Esta empresa se dedica sobre todo a la producción de barras doré, una especie de lingote con contenidos de oro y plata.

 

 

Villa Juárez: la capital nororiental del comercio

Los nuevos tiempos obligaron a los pobladores a abandonar actividades como la agricultura y la ganadería para dar paso a la industria y el comercio. Además de la minería, el comercio es la actividad económica más importante del municipio. Ambos sectores concentran el 60 por ciento de la población económicamente activa.

Aunque Asientos tiene aproximadamente 250 localidades, una destaca del resto por su ubicación estratégica, viabilidad para el comercio y prestación de servicios: Villa Juárez. El poblado se enaltece como un centro de alto intercambio comercial con la frontera nororiente del estado. Colinda con la carretera que se extiende de la comunidad El Llavero a Loreto, Zacatecas, entre los límites de dicha entidad y la capital de Aguascalientes.

Es común que habitantes de poblaciones cercanas, incluyendo de estados vecinos, compren insumos y materiales en Villa Juárez, corredor que en los últimos años ha adquirido un potencial comercial importante. Por ejemplo, desde hace décadas (a diferencia de otras localidades) cuenta con gasolinera, planteles educativos importantes y centros de salud equipados.

El Directorio Nacional de Unidades Económicas de INEGI contabiliza 384 negocios de 17 giros diferentes en Villa Juárez. El más común es el comercio al por menor en ferretería y tlapalería. Sin embargo, también destacan otros: las farmacias con mini súper, panificadoras, comercios al por menor de muebles, así como la elaboración de derivados y fermentos lácteos.

Por estos motivos, expertos como Eugenio Herrera Nuño, quien fungió como analista de datos en el Consejo Nacional de Población, consideran que la localidad podría convertirse en la capital comercial del nororiente en el estado.

Aunque Villa Juárez es de las comunidades más importantes del municipio, no es la única. En Ciénega Grande,  Guadalupe de Atlas, Adolfo López Mateos y Pilotos se concentra gran parte de la fuerza de trabajo de Asientos.

 

¿En qué podría destacar Asientos?

El municipio es un lugar que tiene posibilidades enterradas en su historia y su presente. Esfuerzos a mediano o largo plazo le darían la oportunidad de potencializar su crecimiento. El presidente municipal de la administración 2013-2016, José Manuel González Mota, detecta algunas áreas:

 

 

 

 

 

Imperdibles: qué hacer y visitar en Asientos

La oferta turística de Asientos no es muy variada, pero esto no quiere decir que las cosas que hay por hacer carezcan de interés. Al contrario, su historia es ya un atractivo suficiente.

Caminar por sus calles empedradas, admirar las fachadas de las casas y de las iglesias de Real de Asientos es sin duda una actividad que transporta al paseante a los cuatro siglos anteriores. Ante esto, es inevitable pensar que el paso del tiempo poco le ha hecho al sitio.

Aquí hacemos una lista de cosas y lugares que vale la pena visitar en la cabecera de este municipio, conocida como Real de Asientos.

Admirar la arquitectura de casas y templos

A pesar de su antigüedad e importancia económica, este municipio nunca se convirtió en ciudad. Las casas y fachadas de los edificios dan fe de ello. Mucha de su arquitectura se mantiene intacta, al menos en la cabecera municipal.

La presencia de esclavos negros era común en la región y a pesar de que ahora no lo notemos, dicha cultura dejó huellas como la veneración a los cristos negros. Un ejemplo de ello es el patrón del Señor del Encino, en la capital del estado.

Recorrer el panteón más antiguo de la entidad

Una mención aparte merece el antiguo panteón y el osario, apreciados por la belleza escultórica de sus mausoleos y criptas. Este espacio tiene una historia curiosa: durante la época colonial, las castas estaban divididas pues los españoles no querían mezclarse con esclavos negros ni con indígenas. La supremacía incluso llegaba hasta la muerte: el cementerio estaba dividido por razas.

Pasados varios años, las castas superiores se dieron cuenta de que las tumbas de los esclavos se encontraban más cerca de la iglesia, por lo cual pidieron exhumar los restos y cambiarlos de lugar para que ellos pudieran estar próximos a la capilla. Fue la primera vez que los restos se mezclaron. La segunda sucedió cuando el panteón rebasó su capacidad y se vieron en la necesidad de desalojar muchas tumbas que nadie reclamaba. Ahora, negros y españoles están en el osario de la iglesia sin distinción alguna.

Visitar el Exconvento de Tepozán

El Exconvento de Tepozán es también un sitio de interés. Se tiene acceso a él para rememorar cómo era la vida monástica en esa zona montañosa y minera. Dentro de sus recorridos diarios, los guías cuentan la historia de una monja que tuvo que ser exorcizada al ser poseída por el demonio. Pero el lugar no tiene nada de lúgubre, de hecho es un parque recreativo.

Pasarse por el Museo del Minero

El Museo del Minero cuenta la historia de la minería en el municipio y de cómo se relacionó con el desarrollo del estado. Asimismo, rememora procesos periódicos de boga y declive de dicha actividad. Está ubicado a una cuadra del jardín principal.

Probar el conejo a la chichimeca

La finca en donde está el Museo del Minero alberga también un pequeño restaurante que ofrece platillos variados, los cuales van desde tradicionales enchiladas hasta uno que rememora la época prehispánica de la región: el conejo a la chichimeca.

Entrar al restaurante es por sí sola una experiencia atractiva, pues los comensales y las cocineras se encuentran en un mismo salón, por lo cual las personas se sienten más como invitados en una casona tradicional que como clientes en un comercio.

Mural con la historia del municipio

El palacio municipal puede no parecer igual de atractivo que los templos, pero vale la pena visitarlo por el mural que tiene adentro: se trata de un recuento pictórico de la historia de Asientos con una perspectiva en la cual los indígenas son los protagonistas.

Recorrer los túneles del Templo de Nuestra Señora de Belén

Estos acueductos subterráneos pasan por debajo de la parroquia. Son una obra hidráulica del siglo XVIII que servía para proteger a la iglesia de las filtraciones que amenazaban su estructura. Dentro pueden observarse restos óseos y estatuas del Sagrado Corazón y vírgenes.

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