No, difícilmente van a aceptar que se equivocaron diciendo sí al Brexit (el referéndum del Reino Unido para salir de la Unión Europea). El orgullo inglés forjado durante cientos de años no permite esos signos de debilidad; sin embargo, el mundo financiero no comparte esa tozudez.
Según estadísticas del banco central británico, el gasto de los consumidores se ha ralentizado desde el fatídico mes de junio y eso que aún no se genera ninguna recesión. No obstante, de acuerdo con encuestas recientes, la mayoría de las empresas británicas está siendo muy cautelosa con sus finanzas y está guardándose, por primera vez en muchos años, planes de expansión.
La mayoría de las empresas británicas está siendo muy cautelosa con sus finanzas y está guardándose, por primera vez en muchos años, planes de expansión.
Como consecuencia de esto, el banco de Inglaterra empieza a tomar medidas. Por lo pronto, la tasa de interés de referencia fue bajada a 0.25 por ciento, la más baja de la historia, con lo cual se busca estimular el consumo y la inversión productiva.
El influyente Instituto de Estudios Fiscales británico (IFS, en inglés) señaló, en un informe, que perder el acceso al mercado único europeo supondría una pérdida potencial de 4 por ciento del Producto Interno Bruto para el Reino Unido.
A pesar de esto, Theresa May, su nueva Margaret Thatcher versión 2016, ha declarado tajantemente que del brexit saldrá una nación fortalecida y mejorada.
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