La historia de los pueblos se transmite de muchas formas; aunque no siempre se hace con palabras, tiene una relación profunda sobre su cosmogonía. En el caso de las artesanías wixárikas esta premisa parece inalterable. De acuerdo con lo publicado en Artesanía de México, página especialista en el tema, el arte popular de los wixaritari es casi idéntico “desde tiempos de la conquista española”.
Cada una de las piezas retoma episodios y personajes trascendentales para la mitología. Utilizando hilos de colores o chaquira, los artesanos dan lugar a montañas, venados, flores y aves. La estética predominante en las figuras se le atribuye a la experiencia que acompaña la ingesta de hikuri (peyote) y la relación con el mundo espiritual.
Las expresiones dominantes
La misma página indica que la “filosofía religiosa de los wixaritari se basa en un universo dividido por tres entidades: el venado, el maíz y el peyote”. Mediante la transmisión de estos conocimientos las nuevas generaciones se aventuran a la creación de prendas de vestir, tablas y la decoración de todo tipo de figuras.
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Sobre los artículos ceremoniales, se menciona que se utilizan elementos específicos. Los materiales tienen el mismo peso que los colores y diseños, de tal manera que un cambio podría impactar en el propósito general. Ejemplo de ello es lo siguiente:
“La madera del árbol de Brasil se vincula con Tayau o padre sol, y la flor blanca de cinco pétalos, se asocia a las lluvias, las buenas cosechas y a la salud”.
Una de las salas más enigmáticas del Museo Zacatecano
El recinto alberga un espacio dedicado a la cultura y arte wixárika, donde se exponen fotografías, vestimentas y un imponente mural ideado por Santos Motoapohua de la Torre Santiago. Éste está conformado por 80 cuadros cubiertos de chaquira, en la que se muestran diversos aspectos de la cosmogonía del pueblo wixaritari.
Además, se cuentan alrededor de 200 piezas bordadas y una pequeña experiencia inmersiva sobre la realidad vista tras los efectos del peyote.