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Arrancada de esfuerzo, envión de oro

Sube con la pierna derecha. Completa el paso con la izquierda. Está arriba del pódium. Agacha la mirada, pero no denota derrota: es para recibir y colgarse la medalla de oro. La música comienza a sonar. Es entonces cuando la mano derecha va a la altura del corazón, extendida sobre el pecho, con la palma hacia abajo. Jonathan Muñoz, mexicano, hidrocálido, gana la justa de halterofilia de los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

Flashazos le obstruyen la mirada, quiere encontrar su celular. Reporteros le impiden el paso, él solo quiere avisarle a su padre que ha ganado. Que su esfuerzo había dado frutos, “empecé a los 12 años con el levantamiento de pesas. La verdad yo creo que ganar los Juegos Panamericanos era una meta. Llegó antes de lo que esperaba”.

Jonathan está de regreso a su lugar de origen: Aguascalientes. Trae consigo la medalla de oro y múltiples anécdotas del esfuerzo que le costó obtenerla, “no te digo que soy muy bueno, pero he entrenado y, a veces, las personas lo hacen ver sencillo, ven el resultado, pero no lo que costó obtenerlo”.

Su familia siempre ha tenido relación con el deporte. Su papá fue pesista y seleccionado nacional en la década de los ochenta. Conquistó múltiples campeonatos, y actualmente trabaja para el Instituto del Deporte del Estado de Aguascalientes (IDEA). Desde el principio, fue entrenador de Jonathan.

Asimismo, Juniel, su hermano menor, es ahora seleccionado nacional; Brian David, su otro hermano, vio su destino interrumpido a la edad de 7 años por un tumor cerebral; murió. Eso llevó a la familia a una crisis que tratarán al pasar los años… “Sé que tengo un ángel en el cielo que me cuida y me ayuda en todas las competencias, hay alguien que está conmigo y siempre va a estar ahí”.

Las lesiones, de igual manera, lo han acompañado a lo largo de su carrera. A pesar de que se ha lastimado en más de cinco ocasiones, no se rinde: “yo creo que a un deportista se le puede reconocer por salir avante de las lesiones […] a pesar de que ya tenemos recorrido como atletas, la recuperación sigue siendo difícil y no tanto física, sino psicológicamente”.

Pero Jonathan ha llevado bien su recorrido. Recién graduado de la Licenciatura en Entrenamiento Deportivo, va por la maestría, pero antes tiene el Campeonato Mundial de Tailandia, que se realizará en septiembre; luego, dos competencias más que servirán para clasificarlo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. No piensa en el retiro.

“No ves a un deportista por lo que ha sacrificado, nada más por lo que ha hecho, y yo admiro a todos mis compañeros deportistas, primero como personas porque sabes lo que tuvieron que pasar para que ese día estén en lo más alto del pódium”.

Eso es lo que le ha costado, esa es su historia, “yo creo voy a seguir hasta que el cuerpo me dé o me aburra, pero por lo pronto me encantaría seguir”.  

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