A raíz de la crisis mundial y los problemas económicos nacionales, los gobiernos han vuelto la mirada hacia el mercado interno y han realizado un análisis profundo de las fortalezas y debilidades de la economía mexicana.
Esto los llevó a descubrir que el sector agropecuario es estratégico y que los alimentos son la nueva forma de dominación regional en el mundo. También, notaron que la falta de autosuficiencia en este ramo ocasiona una fuga de divisas y, a largo plazo, crea dependencia con otros países, los cuales venderán sus productos a precios del mercado internacional, después de abastecerse a sí mismos y a sus aliados tradicionales.
Podríamos pensar que este no será un gran problema para México pues produce una gran diversidad de alimentos que en otras partes del mundo no existen; sin embargo, la sobrexplotación de la tierra, la escasez de agua y los conflictos provocados por la tenencia de los terrenos han vuelto improductivas extensas partes de su territorio.
A esto, deben sumarse los problemas de algunos productores, como los dedicados al ámbito lechero, los cuales no tienen ventas debido a la temporada de sobreproducción. El gobierno, en lugar de proporcionar soluciones a esta problemática, aúna a ella al importar grandes cantidades de leche en polvo, pues ha establecido que la producción lechera de la nación es deficiente casi todo el año… Por alguna razón, desconocida para todos, no ha buscado tener deshidratadoras para dejar de importar, procesar el producto nacional y tener reservas.
Por su parte, los ganaderos se enfrentan a los clientes que no compran si no utilizan clembuterol (el cual mejora la apariencia de la carne, pero causa daños a la salud de los consumidores finales) y al hecho de que las cantidades de carne de res y cerdo importadas son muy superiores a las producidas.
También, los productores de pollo y huevo encaran grandes retos, pues están a merced de los vaivenes de los costos internacionales y del precio del dólar debido a que la mayoría de sus insumos son importados. Es cierto que México ya cuenta con unidades de producción de granos de alta calidad y cantidad, pero con la devaluación del peso, se ha hecho evidente que aún no es autosuficiente en este rubro.
Así pues, en la actualidad se tienen diversos retos para apuntalar este sector. Primeramente, se debe impulsar los centros de producción, darles seguridad jurídica y apoyarlos con créditos accesibles.
Segundo, hay que tener mayor conciencia del uso del agua. Este elemento representa en la producción agropecuaria 75 por ciento del caudal que se utiliza en total; por eso es necesario analizar qué cultivos son verdaderamente rentables en el aspecto hídrico, es decir, cuáles producen más sin un gasto alto de agua.
Por último, se tiene que considerar hacer más eficiente el control de medicamentos para animales destinados al consumo humano, con lo cual se evitarán enfermedades a los consumidores.
Un país que no produce lo que necesita para comer no puede considerarse soberano. Por esta razón, el desarrollo del ramo agropecuario debe ser de primer orden en México.