Con el endurecimiento de los aranceles por parte de Estados Unidos a productos textiles de origen asiático, la industria textil y de la confección en México vislumbra un momento crucial para su recuperación, luego de años de crisis provocada por prácticas comerciales desleales, triangulación y contrabando. Las recientes medidas impulsadas por el gobierno de Donald Trump y las acciones del gobierno mexicano han sido calificadas por líderes del sector como una «oportunidad histórica» para reposicionar a México como un proveedor clave para el mercado norteamericano.
Según destacó Rafael Zaga Saba, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex), en entrevista con Milenio, los nuevos aranceles aplicados por Estados Unidos a países como China, Vietnam y Camboya —que superan el 40%— colocan a México en una posición ventajosa. «Esa medida nos fortalece y coloca en una ventaja competitiva frente a naciones como China que es una economía de no mercado, otorga subsidios y tiene trabajo forzoso en los campos algodoneros cuya producción inunda el mercado mundial», explicó.
En ese sentido, las reglas de origen del T-MEC permiten a los textiles y confecciones mexicanas ingresar a Estados Unidos sin impuestos, lo que abre la puerta a una expansión significativa en ese mercado. De hecho, 91% de los 9 mil millones de dólares en exportaciones del sector en 2024 fueron destinados al vecino del norte.
Un sector golpeado por el contrabando y la subvaluación
No obstante, este contexto optimista contrasta con los efectos que durante años ha sufrido la industria debido al ingreso ilegal de textiles. En entrevista con La Jornada, Zaga Saba afirmó que en los últimos ocho trimestres se han perdido alrededor de 80 mil empleos debido a las importaciones desleales, que han crecido de 22% a 65% del total. “No sólo estamos compitiendo contra una economía que tiene dumping, subsidios, trabajo forzoso y trabajo infantil en los campos algodoneros, sino que también tenemos un tema en cuanto a contrabando técnico y contrabando bronco”, puntualizó.
Este deterioro no solo ha afectado el empleo, sino que ha reducido la participación del sector en el PIB manufacturero nacional de 3.6% hace dos décadas a apenas 1.8% al cierre de 2024. La situación también ha repercutido en el tejido económico de regiones como el Bajío, donde la presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que el declive de la industria textil y del calzado ha contribuido al aumento de la violencia, según publicó La Jornada.
Respaldo institucional y nuevas inversiones
A pesar de estos desafíos, el sector textil ha sido identificado por el gobierno federal como una de las siete industrias estratégicas dentro del Plan México, una estrategia para fortalecer la producción nacional y reducir la dependencia de importaciones. En entrevista con El Sol de México, Rafael Zaga afirmó que, si el plan alcanza su potencial, podrían invertirse hasta 2 mil 800 millones de dólares entre 2024 y 2030, principalmente en maquinaria, equipo y generación de empleos. “Somos una de las pocas industrias que pueden ofrecer un producto completamente hecho en México, lo que nos da una ventaja competitiva frente a otros mercados”, enfatizó.
El impulso también viene acompañado de medidas proteccionistas locales. Ya en enero de 2025 el gobierno mexicano aplicó un arancel del 19% a productos de plataformas de comercio electrónico de países sin tratado comercial, como Shein y Temu, lo que fue celebrado tanto por la Canaintex como por el Consejo Nacional de Organizaciones Textiles de Estados Unidos (NCTO).
Recuperar el terreno perdido
Para José Pablo Maauad, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), las nuevas reglas arancelarias representan una “bocanada de oxígeno” luego de años en los que fue imposible competir en condiciones justas. En palabras para Milenio, subrayó que ahora se podrá “trabajar en una cancha más pareja” y acceder a un mercado como el estadounidense que tiene alta demanda de fibras y mezclas de algodón, en las que México es especialmente competitivo.
La convergencia entre regulaciones más estrictas en Estados Unidos y acciones internas para combatir el contrabando ofrecen un escenario inédito para que México recupere su lugar como potencia textil en la región. La clave, señalan los empresarios, será aprovechar esta coyuntura para impulsar inversión, fortalecer la cadena de valor nacional y consolidar al país como un socio estratégico en el nuevo orden del comercio global.
