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Ante el infortunio seamos autores de la solución

Escrito por: Genaro Borrego Estrada

Está claro que al principio del presente año 2020 todos los indicadores económicos mostraban evidencias de deterioro. Un magro crecimiento del PIB y caídas fuertes en el monto de la inversión privada originado por la incertidumbre, bajos niveles de consumo y reducciones significativas en las exportaciones entre otros. Todo ello con las consecuencias negativas en el empleo y por tanto en las posibilidades de mejoramiento de las condiciones de vida de la gente especialmente la más pobre a la que sólo se le ofrecen dadivosos paliativos que si bien algo ayudan no son ciertamente suficientes para superar sus condiciones de pobreza.

El presupuesto público federal se orientó básicamente al financiamiento de proyectos de clara o dudosa utilidad social -ya ampliamente conocidos y desde luego fundadamente cuestionados- reduciéndose significativamente los recursos para los Estados y Municipios del país y en general para el desarrollo regional.

Así se veía el panorama al inicio del 2020 cuándo nos llega desafortunadamente la pandemia del COVID19 que provocó un inusitado e inimaginable “parón” de la actividad económica a nivel mundial. Fue necesario quedarnos todos en casa lo cuál obligó a detener la actividad de fábricas, comercios, servicios profesionales, centros culturales, de entretenimiento y en general todo encuentro social. Ante tal situación, el consumo se desplomó propiciando graves daños a todo tipo de empresas, negocios y establecimientos.

A efecto de paliar las consecuencias de ello, los gobiernos de la mayoría de los países tomaron medidas presupuestales y financieras agresivas para ayudar a las empresas, sobretodo a aquellas estratégicas o las más vulnerables pequeñas y medianas sin capacidad económica para sostener a su plantilla de trabajadores y evitar así un grave desempleo con las consecuencias sociales que ello implica.

En México no ha habido tales apoyos derivando en una pérdida de puestos de trabajo sin precedente en perjuicio de miles de familias. Los programas emprendidos son insignificantes, casi simbólicos y de dudoso impacto socialmente positivo. Han sido algunos gobiernos estatales, como es el caso de Zacatecas, que han hecho un esfuerzo complementario en la medida de sus escasos recursos disponibles.

La situación actual en nuestro Estado es muy crítica. El hecho de que la mayor parte de la actividad económica sea generada por el circulante que proviene de los presupuestos de los gobiernos federal y estatal, y al ser éstos notoriamente reducidos, la recesión y el desempleo son ya la lamentable realidad que se vive y que apunta para prevalecer por años de no tomar medidas que lo contrarresten tanto en la difícil coyuntura actual como de cara al futuro próximo y de más largo plazo.

Sin embargo, no debemos asumir el infortunio como una fatalidad insuperable. No cabe ni hoy ni nunca la “sufrida resignación” ante lo inevitable. Aunque sea paradójico, el actual es tiempo propicio para resurgir e incluso para sacudirnos crónicos marasmos y reaccionar positivamente con determinación. Hay que pasar la dura prueba luchando con una nueva mentalidad innovadora, emprendedora y decidida para salir adelante. Ya es sabido que las crisis son oportunidad para cambiar y superar barreras, algunas de ellas autoimpuestas.

En primer lugar, hay que atender la emergencia tanto sanitaria como económica y social. Todos tenemos un papel que desempeñar y algo valioso que aportar como ciudadanos responsables y conscientes. La premisa fundamental es aceptar y asumir que TODOS necesitamos de TODOS. Por ejemplo, para contener la peligrosa tendencia creciente de contagios de COVID 19 y los lamentables fallecimientos por su causa, tan sencillo, pero tan indispensable como usar invariablemente el cubrebocas, mantener la sana distancia, NO realizar ni asistir a reuniones, extremar las medidas de higiene especialmente en manos y colaborar con las autoridades señalando a quienes no cumplen con los protocolos sanitarios establecidos.

Es de elemental justicia apoyar y reconocer ampliamente al personal médico, enfermeras, paramédicos y demás personal auxiliar de salud quienes han hecho una labor heroica, exhausta y riesgosa salvando vidas en el anonimato cotidiano en los hospitales. Merecen un amplio y evidente reconocimiento de la sociedad lo cuál seguramente ayudará a elevar su ánimo y motivación para seguir en su ardua lucha por la vida de nuestros semejantes.

Por su parte las empresas de todos los tamaños deberán apoyar en todo lo posible a sus trabajadores y éstos cuidar su centro de trabajo haciendo el mayor esfuerzo de cooperación. Es el momento de la innovación, de la creatividad, de pensar diferente y buscar soluciones audaces. Tengo la certeza de que para Zacatecas ahora más que nunca es la hora de las PYMES tanto del medio urbano como suburbano y rural: de agroalimentos, de servicios turísticos, del arte, de la cultura, las artesanías, de talleres varios, incluso de PYMES familiares de producción y servicios. Entre otras cosas, como el financiamiento y los apoyos institucionales que pudieran conseguirse, habrá que incursionar decididamente en la digitalización de sus procesos administrativos y sobretodo para su promoción y ventas. Es tiempo de innovar.

No da el espacio para ampliarme, pero veo salidas posibles; las hay. No esperemos las soluciones, seamos los autores de ellas. Una renovada mentalidad es vital para estos difíciles tiempos. Recomiendo sinceramente menos distracción política y más empeño innovador con solidaridad ciudadana.   

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