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Año I de la Alianza del Bajío, ¿qué avances hay en la región más competitiva del país?

El 24 de noviembre de 2018, los gobernadores de Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí y Querétaro rubricaron el Acuerdo de San Miguel en aras de detonar proyectos de desarrollo económico para seguir manteniendo al Bajío como la región con mayor crecimiento y competitividad del país:

“Estamos conspirando a favor de este país, para unir esfuerzos en una política nunca antes vista”, sentenció Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, mandatario guanajuatense.

En mayo del presente año, la noticia emergió en la palestra pública: Jalisco, el polo de innovación mexicana cuya capital (Guadalajara) es considerada el “Silicon Valley” azteca, se unía al acuerdo para oficializar formalmente la Alianza Centro-Bajío-Occidente (ACBO).

A más de un año del origen del acuerdo, ¿cuáles son los avances de la Alianza? ¿Qué proyectos buscan desarrollar en 2020 los gobernadores? ¿Qué factores podrían limitar la consolidación de la región? La mente detrás de esta gran coalición comparte las respuestas en exclusiva con Líder Empresarial.  

La agenda estratégica define el rumbo 

De acuerdo con el doctor Eduardo Sojo Garza-Aldape, director del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) -organismo que está trabajando estrechamente con los cinco estados-, la primera etapa de la ACBO consistió en la definición de una agenda estratégica común que incorporase no solamente a los gobiernos, sino también a la iniciativa privada y a la Academia.

En la agenda estratégica se establecieron los objetivos de la Alianza (“¿Hacia dónde queremos llegar?”) y una serie de proyectos y acciones específicos para alcanzar el escenario ideal.

De acuerdo con el académico, la segunda etapa incluye varios pasos, entre los que destacan tres que se podrían cristalizar antes de que finalice el año: definir la estructura jurídica, establecer formalmente la Alianza e integrar un fideicomiso para disponer de recursos de manera ágil y transparente.

La promoción de la ACBO como destino de inversión extranjera es otro de los ejes estratégicos que los estados ven con mayor interés, indica Sojo. Ante la desaparición de ProMéxico, la región no quiere que el flujo de capital foráneo se vea resentido: en 2017, uno de cada cinco dólares invertidos en el país cayó a alguno de los cinco estados.

“El hecho de que se trabaje como región abre la posibilidad de diferenciarse (sobre el resto del país). El que estos estados estén trabajando de manera conjunta y armónica, logra que los inversionistas pongan particular atención en el Bajío”. En este sentido, el economista explica que los gobiernos están trabajando en la creación de una marca que sea reconocible e identificable a la región; un eslogan que sea atractivo hacia el extranjero.  

Singapur, ¿primer socio estratégico de la Alianza? 

A inicios de noviembre, se dio a conocer que los gobernadores de la ACBO sostendrían una reunión con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, para fortalecer relaciones de cooperación y explorar áreas de oportunidad para ambas partes.

Asimismo, se adelantó que en el corto plazo los mandatarios estatales viajarán al país asiático, lo que representa su primera misión comercial ya formalmente establecidos como la ACBO: “La visita a Singapur es importante, no tanto por la promoción, sino por el avance que tiene el país asiático en materia logística. Ellos son verdaderamente expertos en el rubro y pueden aportarle muchísimo a la región”, opina Eduardo Sojo.

El Banco Mundial ubicó a la nación asiática en el quinto lugar dentro del Índice de Desempeño Logístico en 2016, de 160 países evaluados. Por ello, no es de extrañar que Singapur se perfile como socio estratégico de la ACBO:

“Hay muchísimas oportunidades en logística, porque si la Alianza consolida la comunicación entre los estados, se abre un potencial enorme: hay proyectos relacionados con conectar, a través de infraestructura de tren, a Aguascalientes y Guadalajara; hay otra idea de modernizar la conectividad entre Aguascalientes y San Luis Potosí por carretera; otra iniciativa de comunicar las áreas metropolitanas de Querétaro y Celaya con una mejora de la carretera donde se instalará Toyota…”, ilustra Garza-Aldape.

No obstante, el académico también hace referencias a iniciativas individuales de cada estado que podrían detonar un beneficio a la región, aludiendo a los grandes proyectos de carga que se están fraguando en Jalisco y Querétaro. Agrega que, si bien son planes que pueden demorar años –“incluso décadas”-, su culminación supone una ventaja competitiva fundamental para la región. 

¿Limitantes en 2020? 

A lo largo del primer año, los gobernadores, las secretarías de Desarrollo Económico y de Planeación han mantenido reuniones para definir las líneas de trabajo. Las dependencias de Desarrollo Agropecuario y Cultura también han sostenido una serie de encuentros de trabajo.

Eduardo Sojo externa que en la segunda etapa de la Alianza se fortalecerá la participación en los talleres de inteligencia de otras áreas esenciales para el desarrollo de la región: seguridad, salud, medio ambiente, agua, infraestructura, educación, entre otras.

Por ejemplo, en materia educativa, el académico señala que uno de los intereses prioritarios de la ACBO es consolidar el liderazgo en el sistema de Educación Dual.

Para el director del Laboratorio de Políticas Públicas del CIDE, hay dos principales factores que podrían limitar la consolidación de la Alianza, siendo el principal la incertidumbre relacionada con la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Manifiesta que el crecimiento del Bajío-Centro-Occidente se ha basado en la economía formal y en la vinculación exitosa a los flujos de comercio exterior e inversión extranjera, y si bien reconoce que la ratificación del T-MEC es algo ajeno a los estados, reitera la importancia de que se firme lo más pronto posible la nueva versión del Tratado, pues de lo contrario supondría un riesgo.

“También hay que trabajar para hacer a la región más resiliente a aspectos ambientales. Particularmente a los relacionados con el agua y la disponibilidad energética”, concluye Garza-Aldape. 

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