Anabel Villalobos, pionera en la industria del mapping en México, ha construido una carrera sólida desde hace casi siete años, a través de su empresa Libélula (art and technology).
Su capacidad para integrar tecnologías emergentes la han convertido en una figura clave en el mundo del mapping en México como a nivel internacional.
Desde sus primeros pasos en esta industria hasta su incursión en el sector vinícola, se ha posicionado como referente en la creación de experiencias inmersivas que capturan la esencia de los espacios en los que trabaja.
¿Cómo inició Anabel Villalobos en el mapping?
La historia de Anabel Villalobos en el mapping comienza hace aproximadamente siete años, cuando una experiencia en España cambió su perspectiva sobre este arte digital.
Durante un viaje, tuvo la oportunidad de presenciar un mapping 360, una experiencia que, según sus palabras, la dejó «profundamente impresionada».
Al regresar a México, la casualidad, suerte o coincidencias con un grupo de personas talentosas formaron un grupo de trabajo y fue el comienzo de grandes aprendizajes, retos y una nueva oportunidad para emprender.
Decidió explorar más a fondo esta tecnología, consciente de que había un enorme potencial por desarrollar en su país.
Fue así como, junto con un grupo de socios, decidió embarcarse en la creación de su propia empresa de mapping, agradeciendo especialmente a Ernesto Che González y a Gilberto Caballero por la suma de talento al encabezar ella los proyectos.
A pesar de los desafíos iniciales, Anabel y su equipo lograron llevar a cabo sus primeros proyectos en Aguascalientes para posteriormente salir a otros estados de la república como:
- Jalisco
- Michoacán
- Guanajuato
- Chihuahua
- Ensenada
- Tijuana
Estos proyectos, aunque modestos, marcaron el inicio de una carrera que pronto se expandiría a nivel nacional.
El mapping en México y el mundo según Anabel Villalobos
A lo largo de los años, Anabel Villalobos ha sido testigo y parte activa de la evolución del mapping en México.
Anabel ha apostado por combinar el mapping con otras tecnologías, como los drones y los láseres, para crear experiencias inmersivas que cuenten una historia y generen una conexión emocional con el espectador.
Una de las principales tendencias que Villalobos ha identificado en el mapping es su uso en la creación de espacios inmersivos.
«El mapping permite no solo decorar un espacio, sino darle vida, llenarlo de magia convertirlo en un lugar donde las personas pueden experimentar algo totalmente diferente», explica Villalobos.
En México, ha aplicado esta tendencia en una variedad de proyectos, desde eventos en grandes estadios hasta ferias y exposiciones culturales.
Sin embargo, uno los proyectos que destaca en su carrera es el Museo del Vino en Baja California.
Este proyecto, que comenzó como una intervención en una sola sala, terminó expandiéndose a cuatro salas inmersivas que utilizan el mapping para contar la historia del vino en México.
«El Museo del Vino no es solo un lugar donde se muestra la historia; es un espacio donde los visitantes pueden vivir esa historia, conectarse con las raíces del vino mexicano de una manera completamente nueva», comenta Villalobos.
El impacto del Museo del Vino fue tal que Villalobos recibió invitaciones para participar en proyectos similares en Uruguay y Argentina.
En ambos países mostró cómo el mapping es utilizado para promover el enoturismo y conectar a los visitantes con la cultura vinícola de manera innovadora.
El mapping en el mundo vinícola de México: El Museo del Vino
El mapping encontró un nicho particular en el mundo vinícola, donde su capacidad para transformar espacios y contar historias lo ha convertido en una herramienta invaluable.
Anabel Villalobos ha sido una de las primeras en aplicar esta tecnología en este sector, comenzando con su intervención en el Museo del Vino, en la Vinícola de Santo Tomás en Baja California.
Este es el segundo más importante de México, ofreciendo una experiencia completamente inmersiva a los visitantes.
Villalobos trabajó en la creación de cuatro salas principales, cada una con un enfoque distinto pero complementario.
La primera sala está dedicada a la historia del vino en México, utilizando el mapping para mostrar de manera visual cómo la viticultura ha evolucionado en el país a lo largo de los años.
«Queríamos que los visitantes no solo aprendieran sobre la historia del vino, sino que la vivieran, que se sintieran parte de ella», dice Villalobos.
Otra de las salas, llamada Sala Raíces, está dedicada a las personas que hacen posible la producción del vino: los recolectores, los enólogos, los cepadores de uva.
A través del mapping, lograron representar de manera visual el trabajo y dedicación que se requiere para producir una botella de vino.
«Cada botella de vino es el resultado de un esfuerzo colectivo, de amor por la tierra y las manos que hacen que tenga una copa de vino en la mano; queríamos que los visitantes pudieran ver y sentir ese esfuerzo», explica.
El éxito del Museo del Vino llevó a Anabel Villalobos a participar en otros proyectos vinícolas, como catas inmersivas y eventos en viñedos, donde el mapping se utiliza para realzar la experiencia del visitante, creando un ambiente que combina la degustación de vino, música, texturas acomapañado con un espectáculo visual.
«Las catas inmersivas son una forma de llevar la experiencia del vino a otro nivel, permitiendo que los sentidos del visitante se vean inmersos en un entorno que complementa y enriquece la degustación», comenta Villalobos.
Innovación continua
Además de sus proyectos en México, también está colaborando con empresas en España para llevar el mapping a nuevos espacios, como parques botánicos y eventos culturales.

«Cada proyecto es una oportunidad para aprender y para llevar lo que hacemos en México a otros lugares, adaptándonos a las necesidades y características de cada espacio», comenta.
Anabel Villalobos está preparándose para participar en FITUR 2025, donde México figura como uno de los países invitados.
«Es una oportunidad única para mostrar al mundo lo que estamos haciendo en México con el mapping y cómo esta tecnología puede ser utilizada para promover el turismo y la cultura de una manera innovadora«, afirma.
A pesar de su éxito, Anabel Villalobos reconoce que la industria del mapping en México enfrenta varios desafíos.
Uno de los más importantes es el costo de la tecnología exportada, lo que aumenta significativamente el presupuesto de los proyectos. Y la creación de proyectos novedosos donde integren otras tecnologías, además de distintos rubros.
«La tecnología que usamos es costosa, y desafortunadamente no se produce en México, lo que significa que tenemos que invertir mucho en equipos y software que importamos de países como Japón y Letonia», concluye.