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Amparo Dávila, la escritora zacatecana de lo extraño

Zacatecas tiene la particularidad de unir entre sus nombres célebres a varios artistas. De esta lista sobresale una escritora, Amparo Dávila, de quien recordamos sus logros tras su fallecimiento el pasado sábado 18 de abril.

Nació en Pinos Zacatecas en febrero de 1928 y fue la única de sus hermanos que sobrevivió a la infancia. Desde su niñez se acercó a la literatura como lectora, así que fue cuestión de tiempo para que la pluma la llamara a escribir.

Desde poco antes de los sesenta se dedicó a dar voz a personajes que reflejaban mucho de la cosmovisión de aquel tiempo, desde perspectivas reveladoras y hasta atemorizantes.

Entre 1950 y 1954 escribió tres obras: “Salmos bajo la luna”, “Meditaciones a la orilla del sueño” y “Perfil de soledades”. A partir de ese año estuvo en la Ciudad de México, ahí fungió como secretaria de otro célebre escritor, Alfonso Reyes e ingresó como parte del Centro Mexicano de Escritores, lo que le permitió dedicarse casi por completo a la escritura.

Aun cuando México la conoció primero gracias a su poesía, permanece en el canon gracias a sus cuentos. Las temáticas rondan los mismos ejes: muerte, miedo, vida como mujer y relaciones inconclusas o violentas; en los que Amparo juega con el tono de escritura. De esta categoría cabe señalar los libros: “Tiempo destrozado” (1959), “Árboles Petrificados” (1977) y “Muerte en el bosque” (1985).

El bosque de los laureles

Su entrada en el canon literario mexicano ocurrió, en un principio, fuera de la mirada institucional. A pesar de ser reconocida como una gran escritora por sus colegas y público, sus libros circulaban más de mano en mano que en las “grandes bibliotecas”.

No obstante, recibió premios importantes a nivel nacional. En 1977 se erigió como la primera zacatecana en ganar el Premio Xavier Villaurrutia, con “Árboles petrificados”,  mismo que reconoce las producciones literarias más sobresalientes de las letras mexicanas.

En 2015 recibió la Medalla Bellas Artes, el máximo galardón que entrega el INB. Con ella se premió su trayectoria.

El último reconocimiento que recibió fue en este año. la Universidad de Guanajuato le ortorgó el Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura, con el que se reconoce la trayectoria de la escritora, así como su contribución a literatura nacional.

El fallecimiento de Amparo Dávila no solo fue sensible para los zacatecanos, lo fue también para las letras mexicanas y sus adeptos extrafronterizos. Dávila es una escritora inclasificable que navegó los ríos de la literatura fantástica, la ciencia ficción y lo extraño sin asirse a un género por completo.

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