Por Andrés Díaz Larios, colaborador en Allenza
¿Qué harías si te dijeran que la persona que va a ser tu próximo presidente: habla con médiums, se disfraza de súper héroe, se hace llamar el Capitán Anarco capitalista; se dice profesor de sexo tántrico y dice que se comunica directamente con Dios? Posiblemente conozco tu respuesta.
El economista Javier Milei, presidente electo de Argentina, es el personaje que he descrito en el párrafo anterior. Ganó por más de 10 puntos, en segunda vuelta, a su contrincante peronista Sergio Massa. Venció en 21 de las 24 provincias del país. De acuerdo con el Atlas de El País, los hombres votaron más por él que las mujeres; y entre los jóvenes, prácticamente arrasó, fue a partir de los 35 años, que la votación fue más reñida, por decirlo de algún modo.
Se han conjuntado un sinnúmero de razones para que haya ganado un candidato que es de ultra derecha, libertario y anarquista. La primera de ellas, la falta de respuesta de la clase política tradicional, al problema económico, específicamente la inflación, la cual hace unos días alcanzó el 142.7% con un alza en los precios de casi el 10%.
No es la primera vez que, en este país, hay hiperinflación (1989 y 1990), y anteriormente las políticas monetarias obligaron, a dolarizar la economía, que logró controlar, en cierta medida, los precios hasta 2001. Esta ha sido una de las propuestas que Milei defendió durante toda su campaña.
Además, el virtual presidente se destaca entre otras propuestas por: reducir el tamaño del Estado, es decir la disminución significativa de la intervención del gobierno en la economía, buscando una menor burocracia y regulación. También, propone prácticamente la desaparición de los impuestos para fomentar la inversión, la eliminación de los subsidios a diferentes sectores, argumentando que distorsionan el mercado y generan desequilibrios económicos.
Es un acérrimo defensor de la flexibilización laboral, de la apertura económica, de la desaparición del Banco Central, de la privatización de los medios y del petróleo. Pero de igual manera, al empezar su campaña habló de un mercado libre de armas, de órganos humanos, de la privatización de la educación y la salud, ideas que conforme pasaron los días, fue matizando.
La respuesta de las y los jóvenes de tomar esa decisión, es clara: algunos nacieron ya con deuda, con problemas monetarios, inflaciones, pobreza, no conocen otra forma de vivir. No saben, más lo que les cuentan, de las dictaduras de derecha. Esta juventud expresa lo que siente a través del sufragio alimentado por las redes sociales.
Han votado para ver qué pasa con un personaje tan excéntrico como Javier Milei. La democracia les ha permitido votarlo y hacerlo ganar, aunque sea esa misma democracia quien les ha fallado durante toda su vida. Así es el sistema que desprecia su próximo presidente, pero que es el mismo que lo ha puesto en ese lugar.
Milei se está convirtiendo en un ídolo, algo que gozan los argentinos de hacer. Ahí tenemos a Maradona, Eva Perón, Messi. Eso es con lo que hay que tener más cuidado, en México hemos tendido a idolatrar a un personaje en los últimos años y las consecuencias no han sido muy buenas.