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ALAN a los 60

Alan celebra 60 años de vida y con ello, se convierte en una de las empresas mexicanas capaces, de manera ejemplar y modélica, de vencer obstáculos que parecen insuperables para la mayoría de las compañías: la supervivencia a través del tiempo, la sucesión generacional y la apuesta por la investigación y el desarrollo de tecnología.

La trayectoria de esta empresa hidrocálida se ha caracterizado por el férreo compromiso de ofrecer al cliente la mayor calidad en sus productos; por adoptar una filosofía de trabajo llena de valores, inculcada y transmitida a sus empleados a lo largo de los años; y por la capacidad para adaptarse ante diferentes circunstancias e imprevistos.

De manteles largos por sus seis décadas de vida, el esfuerzo de Alan se ha visto traducido en su posicionamiento como una de las compañías líderes en plomería para baño y cocina en la región, y en el lanzamiento de su nueva marca premium, llamada Luxus, la cual busca conquistar el segmento de mayor valor en la grifería sanitaria de uso doméstico.

“Cumplir 60 años es hablar de los valores de la lealtad, empatía, persistencia e integridad. Solo así se puede conservar una relación de seis décadas con la frescura y las ilusiones del primer día”, dice Guillermo de Alba Ortega, director de la empresa e hijo del fundador de Alan, Guillermo de Alba de Anda. “Hoy quiero agradecer a mi padre, quien nos legó esos valores”, enfatiza. Ésta es su historia.

Los orígenes de Alan

El inicio de Alan se remonta a 1958, cuando Guillermo de Alba de Anda instaló un pequeño taller que se dedicaba a la fabricación de artículos de fundición en aluminio y bronce.

En aquel entonces, el señor de Alba fabricaba diversos artículos como medallas para identificar a las vacas (incluía el número de la res, el nombre del ganadero y el nombre de la ganadería), llaveros para hoteles, placas en aluminio con el nombre de las calles. De forma especial, llegó a elaborar placas conmemorativas por la inauguración de algunos hospitales en la entidad.

Aquellos trabajos requerían la confección de un molde en cada caso. Eran tareas muy bien pagadas y muy artesanales. Con el paso del tiempo, a don Guillermo ya no le satisfizo continuar con estos trabajos, por lo que, a inicios de los setenta, decidió girar el negocio hacia la elaboración de valvulería cromada y válvulas de bronce.

A partir de ese momento, el negocio empezó a trabajar por producciones en serie, por lotes, y a vender sus artículos con resurtidos. La empresa se especializó en la elaboración de coladeras y regaderas para baños y válvulas pichanchas.

Rápidamente, la compañía logró comercializar sus productos en Aguascalientes, Zacatecas, San Luis Potosí y Guanajuato. Después, llegó a todo el centro del país, incluyendo a Michoacán y Jalisco, y a Coahuila en el norte de México. Su crecimiento fue constante.

Más tarde, a mediados de los ochenta, se incorporaría a la compañía Luis Guillermo de Alba Ortega, ingeniero industrial, hijo del fundador de la empresa y actual director de ésta.

Abrirse al mundo, un reto que definió a la empresa

La progresión de Alan se puso a prueba cuando en 1986, México firmó su entrada al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), con lo cual se eliminaron ciertas trabas arancelarias para la importación y exportación de productos.

«Fue un shock impresionante. De manera repentina empezamos a competir con fabricantes de Asia, Europa y Estados Unidos; lógicamente, no dábamos los costos”, recuerda Guillermo de Alba Ortega.

Apunta que esa situación suscitó un choque de posturas con su padre, pues mientras él estaba convencido de abrirse al mundo, su padre se mostraba un poco reacio. Finalmente, éste le dio luz verde para modificar las cosas que considerara pertinentes.

“Sabíamos que necesitábamos abrirnos al mundo; pero para ello, teníamos que modernizarnos. Modernizamos la planta de producción, compramos máquinas más actuales y automatizamos procesos». Pese a esto, los costos seguían sin dar, y la preocupación se ahondaba en la mente del fundador del negocio.

Providencialmente, Guillermo de Alba de Ortega encontró en ese momento información sobre las mejores empresas exportadoras de Taiwán. Halló que en la isla asiática existía un pequeño pueblo que se encargaba de hacer “toda la plomería para el mundo”. Se comunicó vía fax con aquellas compañías y antes de ir visitarlas, ya estaban trabajando de forma remota.

Tiempo después, viajó a Taiwán y se relacionó de manera más directa con los proveedores con los cuales había entablado relación previamente. «Fue el primer país con el que nos abrimos. Empezamos a traer productos que no fabricábamos con el fin de engrandecer nuestro catálogo. Además, piezas o parches que nos salía muy caro fabricar, los importábamos, los ensamblábamos aquí y así reducíamos costos», cuenta Guillermo.

La relación fue tan fructífera que decidieron incluso mandar a maquilar algunos de sus diseños al continente asiático. Esa apertura comercial con Taiwán fue el inicio de un vínculo comercial exitoso con el mundo. China, Tailandia y Estados Unidos se convirtieron en sus principales socios internacionales, aunque nunca dejaron de estrechar lazos con compañías mexicanas.

Pensar en el cliente, la clave del éxito

Con presencia en prácticamente toda la República Mexicana y algunos países de Centroamérica, ¿qué es lo que hace a Alan una de las marcas líderes en la fabricación de válvulas de bronce y grifería sanitaria de uso doméstico?

“Es una empresa que se pone en los zapatos de sus clientes, que los entiende, que vive sus problemas y necesidades con el fin de crear permanentemente soluciones innovadoras: esa es nuestra filosofía, ese es nuestro secreto”, explica Guillermo de Alba Ortega.

La anterior respuesta incluye varios elementos importantes, pero el fundamental es que “el producto que tú estás vendiendo debe de tener características diferentes a las de la competencia. Esas características deben traducirse en ventajas para tu cliente, y esas ventajas deben traducirse en beneficios; pero todo esto lo necesitas medir al final del día; por ejemplo, con los dispositivos ahorradores de agua. Con ellos, se valida el beneficio demostrando que si antes gastabas quince litros por minuto, ahora solo gastas cuatro, con los beneficios económicos y ambientales que conlleva”.

Brindar ventajas y beneficios al usuario es una filosofía que está impregnada en los más de 400 artículos que actualmente comercializa la compañía. «Somos muy precavidos al momento de insertar productos porque cada uno debe de cumplir con los aspectos anteriores».

La apuesta por la investigación y el desarrollo de tecnología

Guillermo de Alba Ortega comenta que “Alan no solo trabaja en función de sus clientes, sino también de los clientes de nuestros clientes. Piensa también en las nuevas generaciones que están recibiendo un mundo ambientalmente enfermo. Es por ello que decidimos hacer el Laboratorio de Investigación y Pruebas”, el cual está certificado por la Entidad Mexicana de Acreditación.

Su centro de investigación también les ayuda a garantizar que sus productos realmente ofrezcan ventajas y beneficios para el usuario. “Ensayamos cosas tan aparentemente sencillas como el impacto en la reducción de un milímetro a un orificio, que puede representar un ahorro en el agua utilizada por el usuario. Todo esto se debe traducir en ahorros y beneficios”.

Naturalmente, todos sus productos deben cumplir con normas, ya sea la Norma Oficial Mexicana (NOM, de carácter obligatorio) o la Norma Mexicana (NMX, que contiene varias recomendaciones).

El contar con el centro de investigación beneficia no solo a los clientes, sino también a la organización: ante el aumento de artículos en el catálogo, se volvió más difícil, por el tema económico, enviar cada uno de los productos a un laboratorio en la Ciudad de México para revisar su calidad y, posteriormente, mandarlo a un organismo certificador. Ahora, con sus propias instalaciones, tienen la posibilidad de hacer las pruebas y corroborar que los artículos están listos para ser certificados, con la reducción de costos que esto conlleva.

Luxus: la marca que busca dominar el mercado de alto valor

Dentro de su planeación estratégica, Alan contempló la creación de una nueva marca. De esa ambición nació “Luxus”, la cual está orientada a satisfacer a clientes con altas expectativas en plomería sanitaria de uso doméstico.

La nueva línea ofrece productos hechos en acero inoxidable, como regaderas, lavabos y accesorios para baños como papeleros, ganchos, jaboneras, toalleras en diferentes diseños.

«Estamos migrando a lo que quiere el cliente en la actualidad, con productos a la vanguardia y que satisfagan el confort de los consumidores”, menciona el director de la compañía.

En el evento de lanzamiento de la línea, estuvieron presentes clientes de todo el país.

Adaptación e integridad, partes inmanentes a la compañía

Alan cumple sesenta años y, naturalmente, es momento de rememorar. En un espacio de tiempo considerable, es lógico que la empresa se haya enfrentado a tiempos de bonanza, de tranquilidad, de prosperidad, de vacas flacas… de todo tipo.

En un país en el que ocho de cada diez pymes fracasan durante los primeros dos años de existencia, según el Centro para el Desarrollo de la Competitividad Empresarial, Alan se vuelve un caso extraordinario de éxito con sus seis décadas de vida. Pero, ¿qué valores han desarrollado en la compañía para hacer frente a las distintas épocas y permanecer tanto tiempo en el mercado?

“En una empresa de sesenta años, nos han tocado épocas inmejorables, buenas, no tan buenas y las peores. Ha habido de todo: devaluaciones, estatizaciones de la banca, aperturas comerciales, etcétera. Entonces, una de las cuestiones capitales es la adaptación. Hay situaciones y problemas que se te van a presentar mañana y que tú no tenías previstos. ¿Qué haces? Actuar y moverte. No sentarte a llorar y lamentarte porque devaluaron la moneda, por poner un ejemplo. Es adaptarte y encontrar todos los mecanismos de prevención para que los golpes no lleguen a ser tan fuertes y difíciles de superar”.

Pero también, Guillermo de Alba Ortega es un convencido de que una de las grandes claves para el éxito es el elemento humano con que cuenta el negocio. “Si eres capaz de formar un personal humano, honrado, íntegro y con valores, se te facilitará el crecimiento”.

“Alan también es un constructor de relaciones humanas sólidas y perdurables con nuestros colaboradores, proveedores y clientes. Nos llena de satisfacción haber sido fuente de empleo de varias generaciones de compañeros de trabajo, que gracias a su permanencia, lealtad y profesionalismo han logrado una mayor calidad de vida y la oportunidad de desarrollar a sus hijos, hoy profesionistas, quienes son parte ya del verdadero rostro de Aguascalientes”, resume con orgullo.

Y es que para Guillermo, al final del día, lo que perdura en la empresa son los valores del fundador, en este caso su padre. De acuerdo con su testimonio, el valor máximo que él inculcó fue la integridad, un valor que “lo es absolutamente todo” y que abarca “muchísimos aspectos”. La cara del empresario revela una gran satisfacción por lo conseguido en estos sesenta años, aunque bien sabe que queda mucho por recorrer todavía.

En México, solo tres de cada diez negocios logran llegar a la segunda generación, de acuerdo con un informe de Banamex. Alan es una de ellas. Son datos que Líder Empresarial le plantea a Guillermo de Alba Ortega, quien con humildad responde: “Es cierto. Ahorita la estamos sobreviviendo y estamos asentando las bases para que siga la tercera generación, ¿no?”, mientras esboza una sonrisa. Que vengan 60 años más.

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