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Al comercio ambulante no le agrada el plan para sacarlos del centro

 

El municipio de Aguascalientes tiene un plan para el quitar el comercio ambulante del centro de la ciudad: agrupar a todos los puestos en un predio cercano a la zona. Pero los comerciantes no están de acuerdo: piensan que estar en un lugar fijo será costoso y les hará perder clientes.

Como respuesta a una vieja exigencia de la Asociación de Comerciantes del Centro (Acocen) para que la administración remueva el comercio informal de las calles, ratificada esta semana por su nueva presidenta Lupita González Madrigal, el alcalde de la capital anunció este jueves que está trabajando en un proyecto con empresarios para comprar predios y reubicar a los comerciantes.

“Yo he platicado con la mayoría de ellos, y afortunadamente ellos me han propuesto inclusive hasta algunos proyectos, ellos me han presentado la forma en cómo debe de estar el local, o el carrito y dicen, adelante”, dijo Juan Antonio Martín del Campo en rueda de prensa.

 

«No es grosería, pero no creo que puedan movernos.»

 

Los comerciantes no están enterados

Pero un recorrido realizado por Líder Empresarial en la calle Benito Juárez –incluido el andador– mostró una situación distinta. Dieciséis comerciantes entrevistados desconocieron el comentario del alcalde. La respuesta de la mayoría fue: “nadie ha venido a hablar con nosotros” o “nos enteramos por las noticias”.

Cuando se les preguntó por qué no estaban de acuerdo en moverse a un lugar fijo, casi todos dieron la misma respuesta: temen perder clientes, pues creen que en un local no habrá tanta afluencia.

«A mi me cambiaron de lugar y tardé dos años en recuperar la clientela», platica un señor que vende gorras y sombreros desde hace 27 años. “De por sí, hay días que estando aquí casi no vendemos”, dice una mujer que desde hace 20 se pone en una de las esquinas de El Parián con su carro de helados: “se me hace muy injusto”.

“¿Tú crees que alguien va a ir a un centro comercial a comprar un globo o un dulce?”, responde otra vendedora. “Nosotros les vendemos a la gente en la calle, no a los que van a plazas”, dice otro comerciante.  

La mayoría tienen entre 20 y 30 años con sus puestos y mantienen a más de una familia con ellos. Algunos, como los que venden frutas afuera del templo de San Diego, han durado 50 años.  

No es la primera vez que las autoridades intentan quitar el comercio ambulante del centro de la ciudad. Nunca se ha logrado, y por ello, algunos comerciantes se sienten confiados: “No es grosería, pero no creo que puedan movernos”, dice un vendedor de revistas y libros. “A veces ya ni creemos lo que escuchamos en las noticias”, comenta un vendedor de raspados.

La eterna lucha entre formales e informales

Para los comerciantes agrupados en Acocen, el comercio informal  es una competencia desleal: no se paga un local, servicios de agua y luz ni se tienen costos fijos.

Los vendedores ambulantes piensan distinto: ellos también contribuyen con impuestos al pagar sus permisos, aunque en la mayoría de casos, los precios son más bajos que la renta de un inmueble.

“Nosotros somos tan formales como ellos”, dice el vendedor de fruta que lleva 50 años poniéndose frente al templo de San Diego: “pagamos por la luz y por los baños”.

Para la presidenta de Acocen,agrupar “formalmente” a los comerciantes protegería el patrimonio urbano y revitalizaría la actividad comercial ordenada y organizada.

El plan del municipio

La inversión para colocar a los comercios informales en uno o varios predios estaría entre los 60 y 100 millones de pesos, según el alcalde, y podría terminarse en dos años. El proyecto de reubicación del municipio incluiría a dos agrupaciones: Acocen y la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), quienes ayudarán a gestionar los recursos en la federación.

El municipio se dedicará a buscar predios y “corazones de manzanas” para comprarlos y poder instalar ahí a los comerciantes.

A pesar de que la intención del ayuntamiento es “dignificar a los ambulantes” y “darles un espacio para protegerse del clima”, por el momento, pocos están dispuestos a cambiar la calle por un lugar fijo.

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