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Aficionados prácticos: una pasión taurina ferviente que no cesa

Fotografía: Edgar Pérez

Todos ellos aspiraban a ser figuras taurinas; sin embargo, las vicisitudes de la vida los encaminaron a otros derroteros. Aún así, por sus venas corre un amor firme e inextinguible por la Fiesta Brava. Sus nombres son Manolo Rivera, Emilio Méndez, Alejandro de Anda, Claudio Estrada, Ricardo de Jesús, Omar García, Yayo Robledo y Samuel Ibarra, quienes decidieron llevar más allá su pasión por el toreo y convertirse en aficionados prácticos.

El próximo jueves 17 y viernes 18 de abril participarán en los tradicionales festivales taurinos de Semana Santa, lidiando novillos de prestigiadas ganaderías. La cita es en el histórico coso San Marcos, a las 19:00 horas. La entrada es gratuita.

En el primer festejo, partirán plaza Manolo Ayala, Omar García Mora, Manolo Rivera, Claudio Estrada, Ricardo de Jesús, Oscar Franco, Samuel Ibarra y Yayo Robledo. En el segundo, Carlos Allende, Santiago Ocampo, Emilio Méndez, Alejandro de Anda, Pato Nieto y Armando Díaz.

Días antes de que se celebre el festival, Líder Empresarial tuvo hablar con cada uno de estos fervientes aficionados taurinos, para que nos compartieran sus sensaciones antes de partir plaza y lo que les ha dejado vivir dentro del mundo de los toros.

Emilio Méndez

Emilio Méndez, quien también es periodista y fotógrafo taurino, menciona que se enamoró de la Fiesta Brava gracias a su abuelo. Recuerda que desde que tuvo uso de consciencia quiso ser matador de toros: “Me entró el ‘Mal de Montera’ y jugaba al torero”.  Llegó a vestir de luces como novillero, sin embargo, como él mismo explica, “después fue complicado; esto de ser torero es muy difícil, pero me quedó la afición, la pasión, el gusto”, dice.

Emilio ya lleva quince años como aficionado práctico. Para él, más allá de la gallardía que se necesita para lidiar a un animal, tiene que ver más con una sensibilidad, “una forma especial de vivir y sentir la Fiesta Brava; no es nada más exponerte en valor, sino tratar de expresarte a través del toreo; es llevar tu pasión y expresión al máximo a nuestro nivel, sin llegar a lo que hace un profesional que tiene mucho valor”.

Sobre qué le han brindado todos estos años alrededor del mundo taurino, Emilio reflexiona: “Sobre todo la raza, la raza de echar pa’delante en los momentos decisivos; de quedarte quieto, de hacer cosas que luego no te imaginas que eres capaz de hacer. Ha sido un aprendizaje constante; es un estilo de vida: Vivo con y para el toro. Deja muchos valores y principios más allá de simplemente ponerte delante del toro.  Principios como no tener miedo de lo que es tu pasión, llevarla al máximo y abandonarte en ella; pero también, el valor de lidiar el toro de la vida: Hay que lidiarlo con gusto, y si te da un revolcón, hay que levantarse y ponerse ahí adelante otra vez”. 

Alejandro de Anda

«Todos tenemos miedo. Desde el momento en que ves tu nombre anunciado estás sufriendo. La gran diferencia es tener esa paciencia, esa tranquilidad y seguridad en ti mismo para vencer ese miedo”, se sincera Alejandro de Anda.

Alejandro logró ser novillero, pero cuando tuvo que tomar una decisión respecto a su futuro, eligió continuar con su carrera en Relaciones Industriales, donde conoció a la que hoy es su esposa. «Después de ahí, siempre hemos traído ese gusanito; ese algo que está dentro de nosotros que nunca muere, que siempre está latente», reflexiona.

Su hija de 8 años ya es una enamorada de la Fiesta Brava. Constantemente le pregunta a por qué dejó de torear, por qué no lo puede ver vestido de luces, hasta que una vez le dijo: “¡Yo quiero verte torear!”.  «Tomé la decisión que darle ese gusto a mi niña ahora que se puede, que me encuentro en las condiciones óptimas. Mañana no sabemos qué nos va a tocar», responde.

Alejandro describe la tarde en la que uno partirá plaza como una experiencia de contrastes. . «Porque si bien estás en algo que tú decidiste, te estás jugando la vida. Pero para él, ese manojo de nervios se rompe cuando «estás vistiéndote, con tus amigos a un lado de ti, acompañándose en este gran ritual que es ponerse el traje de corto. Eso te alienta. Cuando estás partiendo plaza, ves a la gente, a tu familia en los tendidos, te sientes de lo mejor, es una satisfacción personal inmensa».

Fotografía: Edgar Pérez

Claudio Estrada

Para Claudio Estrada, la tarde del festejo es un día soñado. «Un día en el que tienes la ilusión, la incertidumbre, nervios…». Es un carrusel de emociones que vive con gran intensidad. «Tengo varios amigos empresarios que se han dedicado a cosas muy buenas, como maratones, ironmans, senderismo. Es una lucha contigo mismo, es un ‘a ver si puedes, a ver si lo logras’, y cuando lo consigues, es una satisfacción muy personal. Aquí es algo similar, pero estás frente a un toro que desconoces por qué lado va a ser mejor, tienes que aplicar una técnica, entenderlo en momentos…la verdad es una emoción incomparable», resume Claudio.

“Mi vida se sigue basando en todo lo taurino. Me ha dejado muchas cosas buenas. Te anima a evolucionar como persona, a dar más de ti. No se diga el entorno de amigos…¡amigos de verdad! Hablamos el mismo idioma, que nos entendemos perfectamente. Me ha dado más cultura, saber cosas que igual no estudié, pero dentro del mismo rodaje dentro de los toros te ayuda a saber más. Es un estilo de vida que uno nunca deja de vivir».

Manolo Rivera.

«A mí los toros me han dado una mera de vivir, de afrontar la vida, de encarar mis problemas. Cuando está en riesgo tu vida, y tienes que tomar decisiones en milésimas de segundos, te ayuda a desarrollar una agilidad mental; te va forjando una manera de ser, te va formando un carácter que lo aplicas a la vida diaria”, refiere Manolo Rivera, uno de los aficionados prácticos más activos en Aguascalientes.

Manolo coincide con sus amigos: el mundo del toro le ha regalado cosas que difícilmente pueden ser mesurables: “Me ha dado grandes amigos, amigos que son mis hermanos. Hay veces en las que a pesar de que hay mucho público en la plaza, te sientes muy solo; sabes que los únicos que te están comprendiendo y compartiendo tus sentimientos son tus amigos con los que compartes cartel. Esto forja lazos muy bonitos de amistad, de hermandad».

Ricardo de Jesús.

A Ricardo de Jesús, su familia le heredó la vena taurina. De pequeño acudía asiduamente a la plaza de toros a ver a las figuras de aquellos tiempos. Incursionó en las filas “novilleriles” con algunos matadores del estado, y debutó como alumno de Curro Rivera. Sin embargo, su carrera como novillero fue corta.

Lleva como aficionado práctico tres años. “Nos hace mucha ilusión el hecho de volvernos a calzar el traje de torear; pisar un coso histórico como la San Marcos; estar frente de un animal de lidia. Es un modo de expresión de los que fuimos toreros de algún modo; algo que no se quita. Pasarse un animal por el frente es una cosa inigualable, son momentos que no cambias por nada”. dice convencido.

“La tauromaquia me ha regalado de las cosas más importantes, únicas y sentimentales en mi vida. Me ha regalado ese sentir, esa comprensión de un arte en alguna de sus expresiones, y comprender y asimilar por qué mi familia era tan aficionada a la Fiesta Brava al grado de amarla, defenderla y preservarla”, apuntala.

Fotografía: Edgar Pérez

Omar García.

Se podría decir que toda la vida de Omar García ha estado ligada a la tauromaquia. Novillero profesional en la década de los 90’s, posteriormente ingresó a trabajar a la empresa Espectáculos Taurinos.

«La Fiesta Brava nunca se quiere dejar», confiesa. Para él, ser aficionado práctico implica un sacrificio económico, físico y mental, porque es algo en lo que se requiere estar en cuerpo y alma. «Obviamente todos nosotros tenemos nuestros trabajos, pero poder torear lo asumimos con esa responsabilidad propia de un profesional, porque sin importar las condiciones del animal, hay que tenerle respeto, y respeto sobre todo a la afición y a aquellos que creen en nosotros». comenta.

Reconoce que en los momentos previos de partir plaza se experimenta un manojo de sensaciones, sin embargo, el sentimiento predominante es el de la esperanza: la esperanza de salir avante, triunfador. «Se vive una adrenalina que no cualquier persona la puede sentir; una adrenalina inexplicable, pero llena de amor hacia una objetivo, que es salir a hombros de la plaza».

Yayo Robledo.  

Yayo Robledo inició su pasión por la tauromaquia de la mano de su papá, quien lo llevaba regularmente a los festejos. De niño, ingresó a la Academia Taurina del munciipio, sin embargo «no tuve la discplina ni la continuidad necesaria», reconoce. Empero, esto no representó un óbice para desechar su amor por la Fiesta Brava. «Opté por torear en los festivaldes de aficionados prácticos, y trato de prepararme siempre de la mejor manera para poder estar bien».

Asevera que lo que le ha brindado el mundo taurino y en especial ser aficionado práctico, es algo inconmensurable. «Todo te lo da el toro. Me ha ayudado en mi profesión, en mi personalidad, en lo familiar; te forja un carácter, te vuelve disciplinado. He intentado llevar lo que he aprendido a mi vida diaria. He encontrado una familia taurina muy buena y unida, que sigue luchando para que esto no termine. Desde nuestra trinchera de aficionados prácticos, ponemos nuestro granito de arena para que esto siga siendo un espectáculo y toda la gente lo pueda vivir y disfrutar».

Samuel Ibarra

La sangre taurina que corre por las venas de Samuel Ibarra viene de generaciones atrás. Su abuelo también fue aficionado práctico. El primo de su abuela, Joselito Flores, tiene el honor de ser el nombre con mayor antigüedad grabado en el coso San Marcos. Crecido en el seno de una familia taurófila, aspiró a ser matador de toros. Debutó en el ’97 sin picadores, sin embargo, al tiempo aparcó su sueño y se dedicó a su carrera.

«Me ha regalado satisfacciones muy bonitas. El tener el nervio desde que te ves anunciado; cuando te vistes de corto; el verte adentro de la plaza; participar en un festival en una plaza tan importante e icónica en México como la San Marcos. Es un compromiso importante. Todos tenemos ese gusanito que nos hace decir: ‘ésta es mi última corrida’ pero es imposible, nunca te lo quitas, siempre ambicionas más».

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