El Tren Maya, uno de los megaproyectos más controvertidos del gobierno mexicano. Tiene como objetivo conectar diversos destinos turísticos en la Península de Yucatán, desde Cancún hasta Palenque. Atravesando cinco estados y más de mil 500 kilómetros de territorio. Aunque el proyecto promete generar un impulso económico en la región. Existen preocupaciones serias sobre los impactos ambientales, especialmente en la flora y fauna de la zona.
El Tren Maya recorrerá áreas de gran valor ecológico, como la Selva Maya, uno de los ecosistemas más importantes de Mesoamérica. Hogar de especies como el jaguar, el mono araña y el tapir, entre otros. La construcción y operación del tren pone en riesgo la conectividad ecológica de estos territorios, afectando el hábitat de numerosas especies que dependen de grandes extensiones de selva para desplazarse, alimentarse y reproducirse. Estas preocupaciones han sido planteadas por organizaciones como Greenpeace México y académicos. Quienes advierten sobre las graves consecuencias para la biodiversidad si no se toman medidas de protección más estrictas (Greenpeace México, 2024).
La deforestación: Un riesgo inminente para el ecosistema
Uno de los impactos más alarmantes del Tren Maya es la deforestación masiva que ya ha tenido lugar. Según datos de Greenpeace y otras organizaciones ecologistas, el proyecto ha deforestado alrededor de 6 mil 659 hectáreas de selva, lo que representa el 61% de la superficie ocupada por las obras. Además, el 87% de esta deforestación se ha llevado a cabo sin las autorizaciones de cambio de uso de suelo forestal, lo que ha generado una serie de irregularidades legales y ambientales (Greenpeace México, 2024; Cartocrítica, 2024).
Este desmonte masivo de vegetación natural pone en peligro no solo la biodiversidad local, sino también el acuífero maya, una de las principales fuentes de agua dulce de la región, que podría verse afectado por los cambios en la estructura del suelo y la alteración del flujo de agua.
Impacto en especies emblemáticas y su hábitat
La fragmentación del hábitat es otro de los principales problemas que plantea el Tren Maya. Al dividir las grandes extensiones de selva, se crea un obstáculo para especies que requieren vastos territorios para sobrevivir. Entre las especies más amenazadas se encuentran el jaguar, el mono aullador, el ocelote, el pecarí de labios blancos y el manatí del Caribe. Estos animales, que ya enfrentan amenazas por la tala ilegal, el tráfico de especies y los incendios forestales, verían su situación empeorar debido a la destrucción de su hábitat y la fragmentación del ecosistema.
El gobierno mexicano ha propuesto soluciones como túneles y puentes para permitir el paso de la fauna. Pero muchos expertos aseguran que estas medidas no son suficientes para mitigar el impacto. Además, la contaminación acústica, la contaminación del aire y el tráfico humano asociado al aumento del turismo también representarían amenazas adicionales para los ecosistemas locales (Greenpeace México, 2024; Salva la Selva, 2024).
Oposición social y desinformación en las consultas
Además de los impactos ambientales, el Tren Maya enfrenta una fuerte oposición social, especialmente de las comunidades indígenas y los grupos ecologistas. Muchos argumentan que el proyecto se ha llevado a cabo sin una consulta adecuada a las comunidades afectadas, lo que ha generado desconfianza y rechazo. La consulta indígena, un derecho protegido por el Convenio 169 de la OIT, no ha sido realizada de manera efectiva, según diversos colectivos como Unir Fuerzas para la Defensa del Territorio y El Colectivo Oaxaqueño en Defensa del Territorio (ACNUDH, 2024).
Estas comunidades afirman que la construcción del tren no beneficiará a los pueblos originarios. Más bien contribuirá al despojo de tierras y al desarrollo extractivista de la región. La historia de la Riviera Maya y los procesos de explotación inmobiliaria en la región son ejemplos de cómo los grandes proyectos turísticos han destruido ecosistemas y despojado a las comunidades locales de sus tierras (Unir Fuerzas para la Defensa del Territorio, 2024).
El riesgo de un desarrollo no sostenible
La historia de la Riviera Maya ha estado marcada por la expansión de hoteles y resorts, a menudo a expensas de la selva virgen y de las comunidades indígenas. El Tren Maya, lejos de ser una solución a los problemas sociales y ecológicos de la región, podría convertirse en otro megaproyecto extractivista que favorezca a grandes corporaciones internacionales, en lugar de a las comunidades locales.
En este contexto, las alternativas como el turismo responsable, los trenes ligeros y los estudios de impacto ambiental podrían ser opciones viables para promover el desarrollo sin sacrificar la biodiversidad ni los derechos de los pueblos indígenas (Salva la Selva, 2024).