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El Aeropuerto de Aguascalientes frente a la contingencia: La perspectiva de GAP

El mercado aeroportuario es uno de los más afectados por la emergencia sanitaria del COVID-19. Un sector que, de acuerdo con la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo, representa más de 300 millones de pasajeros al año para la región.

En México, grandes corporativos como Interjet, Aeroméxico y Volaris ya han tenido que parar por lo menos a la mitad de su flota ante la contingencia, lo que en un mediano plazo puede tornarse aún más complicado.

Según cálculos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), se espera una caída mundial en la demanda de vuelos de -38% en este año. La más pronunciada, según estima el organismo, sería la del segundo trimestre, con un pronóstico a la baja de -71%. Dicho descenso representaría una pérdida de 252 mil millones de dólares.

El Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), que opera doce aeropuertos internacionales en México -entre ellos el de Aguascalientes- y dos en Jamaica a través de 35 aerolíneas, ha generado estrategias para responder de manera urgente a los efectos de este escenario adverso.

En materia de salud, los aeropuertos del consorcio se han equipado con suministros y tecnología para dar seguimiento a la recepción y salida de viajeros nacionales e internacionales. Ejemplo de esto fue la instalación de 20 cámaras termográficas que permiten identificar la temperatura corporal de una persona a varios metros de distancia:

“Nuestra prioridad es el bienestar de nuestros colaboradores, pasajeros y comunidades en donde tenemos presencia […] Vamos más allá de lo que nos obliga cumplir la autoridad aeronáutica convirtiéndonos en genuinos facilitadores”, explica Alejandro Rojas Vieyra, director del Aeropuerto Internacional de Aguascalientes.

GAP también monitorea el estado de salud de los pasajeros previo a sus entradas y salidas. A cada viajero le aplica un cuestionario de identificación de factores de riesgo con el que detecta si existe o no un escenario de alerta que dé indicios de un posible caso de COVID-19. Posteriormente, el Instituto Nacional de Migración (INM) es la autoridad que decide si derivar al pasajero al punto de control sanitario, o permitirle el paso libre a su destino.

Un respiro para las aerolíneas

Ante las circunstancias que afectan a las finanzas de las compañías aéreas, GAP busca ser un soporte económico en tiempos difíciles para las aerolíneas afiliadas. Por ello, durante los meses de abril y mayo exentará el pago de servicios aeroportuarios a las firmas comerciales, de carga y prestadores de servicios complementarios.

Estos comprenden pagos de aterrizaje, estacionamiento de las aeronaves, pernocta y arrendamiento de espacios. De igual manera, el grupo ofertará en este mismo periodo una rebaja de 50% en el estacionamiento de vehículos para trabajadores de aerolíneas y prestadores de otros servicios para el aeropuerto:

“Son acciones para contribuir al desarrollo, apoyar al transporte aéreo de nuestro país y mitigar la actual situación derivada del COVID-19 que ha paralizado un número importante de actividades económicas en el mundo, afectando en particular a la aviación”, comparte GAP.

Parar no es opción

En Aguascalientes tienen presencia cinco aerolíneas que atienden cinco destinos nacionales y cuatro internacionales: TAR, Aeroméxico, Volaris American Airlines y United Airlines. En conjunto, representan un flujo superior a los cien vuelos semanales que en 2019 acumuló un total de 16 mil 300 operaciones aproximadamente.

Si siguiéramos la lógica de las proyecciones de la IATA, el aeropuerto de Aguascalientes podría cerrar el 2020 con alrededor de 10 mil operaciones a nivel anual. Esta cifra representaría el volumen de vuelos más bajo desde 2003 (10,475) y podría equipararse a lo registrado en 2009 (10,878), año en el que México también sufrió de una pandemia: Influenza H1N1.

Movimiento de operaciones en el Aeropuerto

Para el Grupo Aeroportuario del Pacífico, parar no es una opción ante el COVID-19, ya que de existir un cierre en sus aeropuertos -como diversas autoridades municipales, estatales y federales lo han llegado a plantear-, más de mil 250 empleos directos se verían afectados.

En Aguascalientes, GAP beneficia a 55 familias y más de mil trabajadores indirectos relacionados a proveedores de limpieza, seguridad, autoridades y demás comunidad que hace posible la operación del aeropuerto. El consorcio deja claro que el cierre no es una estrategia viable, por lo que confía que con sus medidas de acción y contención, las operaciones puedan volver a la normalidad:

“La suspensión de operaciones no es una opción real de acuerdo con el análisis de expertos y la autoridad aeronáutica. Seguiremos ofreciendo servicios de calidad, garantizando la seguridad a la aviación civil y seguridad operacional para hacer frente a esta contingencia y contribuir con la activación económica inmediata del Estado y la región, como lo hemos hecho desde hace más de 20 años”, dijo Rojas Vieyra a Líder Empresarial.

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