El hecho histórico resuena por la importancia y los cambios sociales que trae consigo. Las victorias se cuentan y se deben seguir recordando. Hace ya 65 años que la mujer pudo ejercer el voto en México, cuando participó por primera vez en elecciones federales de renovación de la Cámara de Diputados en 1955. El derecho al voto de la mujer no se dio de la noche a la mañana: podría decirse que el hecho que marcó el principio de este logro se da en 1935 gracias a la organización del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, constituido oficialmente el 11 de octubre de ese mismo año.
Esta organización fue clave y pieza importante dentro de la lucha de las mujeres por conseguir el voto, puesto que logró tener cerca de 50,000 miembras, agrupadas en 88 organizaciones en todo el país. Por lo que se luchaba, principalmente, fue por el reconocimiento oficial de los derechos de la mujer. La lucha sufragista feminista también contemplaba otras luchas y otros intereses que pueden ser divididos en dos: 1) medidas prácticas para el mejoramiento de la vida cotidiana de las mujeres, donde se buscaba el establecimiento de escuelas para los hijos de los y las obreras entre otras cosas; y 2) la demanda de carácter político en donde el tema principal era poder ejercer el voto, sin embargo, también iba encaminado hacia la igualdad social y política de los indígenas y campesinos, así como la oposición al fascismo y la liberación de México de la opresión imperial.
Durante la campaña presidencial, el candidato Adolfo Ruiz Cortines externó el compromiso para abogar por el voto de la mujer y asimismo, brindarle la ciudadanía; más tarde, como presidente, presentó la iniciativa ante el Congreso de la Unión para reformar el artículo 34 de la Constitución. La iniciativa se aprobó primero en la Cámara de Diputados, y más tarde en la Cámara de Senadores. Más tarde, a nivel estatal, las legislaturas de todo el país lo aprobaron, dándole unanimidad a la decisión. Finalmente, el 6 de octubre de 1953 se reformó el artículo y para el 17 de octubre fue publicado en el Diario Oficial de la Federación.
Fue hasta el 3 de julio de 1955 que la mujer por fin pudo ejercer el voto. Sin duda se trata de un avance para cerrar la brecha de género que existe en el país. Las mujeres fueron finalmente reconocidas como ciudadanas y sujetos políticos que, hasta ahora, siguen ejerciendo una labor importante dentro de éste ámbito.
Elvia Carrillo Puerto, es conocida como la Monja Roja del Mayá fue una feminista, sufragista y política mexicana, cuyas acciones fueron claves para que se pudiera concretar el derecho al voto de la mujer en México. Asimismo, fue la primer mujer electa como diputada en la nación, aunque más tarde tuvo que renunciar debido a la presión ejercida por la población. Más allá de la lucha por el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas y el papel activo en la política, Elvia Carrillo luchó por el control de la natalidad, la libertad sexual y el divorcio.