Valle de Bravo es un pueblo mágico localizado en el Estado de México, ideal para arrancar el año con energías renovadas. A 85 kilómetros de Toluca y a menos de 150 de la Ciudad de México, está dotado de una fantástica laguna para practicar actividades al aire libre y rodeado de impresionantes montañas. Todo esto lo convierte en un perfecto oasis en el cual se puede convivir con la naturaleza alejado del ruido de la ciudad.
¿Dónde hospedarse?
Sus hoteles cuentan con las comodidades de complejos turísticos de alto nivel. Son céntricos, de corte rústico y pensados para descansar y relajarse.
La Posada Familiar Dalinda, enfocada en familias y parejas, o el Mesón del Viento, son algunas propuestas para disfrutar de unas vacaciones diferentes. Su excelente ubicación permite disfrutar de caminatas por las pintorescas calles del Valle.
Para matar el hambre…
No puedes dejar el municipio sin visitar Avándaro, donde se tiene la oportunidad de desayunar deliciosas quesadillas o chalupas, mientras se observa el majestuoso lago y sus alrededores cubiertos de pino y oyamel.
Existen amplias ofertas culinarias como Ciro’s, comida italiana; Los Churros de Valle, pan caliente y café; La Europea de Valle de Bravo, baguettes y carnes frías; o el mercado principal, donde la especialidad son los platillos típicos mexicanos.
De día…
El lago de Valle de Bravo es su atractivo más importante. Se pueden practicar deportes acuáticos, subir a una lancha o a pequeños yates. Además, se recomienda recorrer el centro y visitar sitios como la Plaza de la Independencia y el Templo de Santa María de Ahuacatlán.
Hay diferentes opciones para quienes deseen practicar ciclismo de montaña, realizar cabalgatas o simplemente caminar: la Cascada Velo de Novia, ubicada en Avándaro, o el Parque Monte Alto, donde también es posible practicar ala delta y parapente.
Y el recuerdito, ¿dónde?
Para cerrar con broche de oro el viaje, nada mejor que llevar a casa un recuerdo que dure por siempre. En este destino, se pueden encontrar artesanías provenientes de todo el Estado de México. Un paseo por el mercado de las artesanías es una oportunidad para conocer los trabajos de cerámica, vidrio soplado, barro, tejidos, bordados, madera y deshilados hechos por manos mexiquenses.