El estrés laboral es un problema de salud cada vez más reconocido por instancias internacionales. Meses atrás, la Organización Mundial de la Salud, organismo rector en la materia, incorporó el desgaste profesional (también conocido como burnout) a su Clasificación Internacional de Enfermedades.
Ahora un nuevo estudio, revelado por la agencia SWNS revela la alta incidencia de este padecimiento en los trabajadores. La investigación se basó en una encuesta hecha a alrededor de dos mil profesionistas. Los resultados no fueron demasiado halagadores: cerca de la mitad de los encuestados (el 40 por ciento), declaró estar a punto de “perder los papeles” por su situación laboral.
Asimismo, el trabajador promedio se siente estresado por casi una tercera parte de su jornada laboral. Sin embargo, la ansiedad y la tensión no se limitan únicamente al lugar del trabajo, sino que se llevan a la casa, pues los encuestados dijeron que en promedio, pierden cinco horas de sueño a la semana por enfrentar la presión de sus trabajos.
Entre las causas más citadas que original el estrés laboral, destacan: revisar y mandar correos fuera de la jornada laboral; entregas en fecha límite; tener que dar un discurso o una presentación; o un jefe extremadamente demandante.
Richard Jenkins, psicólogo y portavoz de CABA, una organización para el bienestar, declaró: “Un nivel de presión puede hacernos trabajar mejor, sin embargo, en altas dosis puede hacerse inmanejable y conducirnos al estrés. El trabajador necesita saber cómo manejar la presión para evitar alcanzar un punto de ebullición (…) pero también es fundamental abordar las causas para atacar el origen y no sólo los síntomas».
Tres de cada 10 trabajadores encuestados dijeron estar al punto de llorar por el estrés; mientras que el 20 por ciento dijo haberse orillado al alcohol para intentar encubrir sus problemas.
Otro portavoz de la organización CABA manifestó: “Si demasiada presión en el lugar laboral significa que el estrés alcanza un nivel en el que te sientes incapaz de ir a trabajar, es hora de hacer un cambio. La primera cuestión -y la más complicada- es dar un paso adelante y simplemente hablar del problema con alguien: con tu compañero, con tu jefe o con un familiar. A veces, el simple hecho de reconocer que estás padeciendo demasiada presión puede ser el inicio para atacar el estrés”.
Con información de SWNS