Icono del sitio Líder Empresarial

2023: el preámbulo

Por Ernesto Núñez Albarrán

Twitter: @chamanesco

El año que inicia será la antesala de una renovación de los poderes públicos en México.

Se ven lejanas, pero las elecciones presidenciales de 2024 parecen ser el único objetivo de la clase política.

Todo lo ocurrido en 2022, con grandes dosis de polarización y desencuentro, ha marcado el rumbo de lo que ocurrirá este año en el terreno político.

Si el año que acaba de concluir estuvo marcado por las diferencias entre el presidente y una oposición que se aglutina cada vez más, el 2023 será de confrontación de principio a fin.

2023 ha iniciado ya, desde el día 2 de enero, con la cruenta batalla por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, uno de los tres Poderes de la Unión, fundamental para el funcionamiento de la República y de la democracia.

Pero mes a mes, el calendario tiene programadas nuevas batallas.

En febrero iniciará el segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de la LXV Legislatura, última oportunidad para que esta generación de senadores y diputados traten de hacer algunos acuerdos y reformas.

Se prevé, sin embargo, que la oposición se mantenga en “moratoria constitucional” y que el oficialismo siga usando su mayoría para aprobar las reformas legales que le convengan.

En esos días, Morena y sus aliados concretarán la reforma electoral conocida como “plan B”, que quedó pendiente en diciembre por los cambios de última hora.

Con la publicación de las reformas, vendrán de inmediato los recursos de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los amparos, los juicios ante el Tribunal Electoral y toda una estrategia jurídica —emprendida por la oposición y los actuales consejeros del INE— para frenar una reforma que podría descarrilar al sistema electoral mexicano.

En paralelo, durante marzo, la Cámara de Diputados procesará la designación de cuatro consejeros electorales que, en abril, deberán sustituir a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y José Roberto Ruiz Saldaña.

Los relevos en la presidencia del Consejo General, y en otras tres sillas de la “herradura de la democracia”, marcarán el fin de una época en el INE —caracterizada por los desencuentros entre López Obrador y Lorenzo Córdova— y el inicio de una etapa nueva, quizás de sumisión del órgano constitucional autónomo a los designios del Ejecutivo.

La salida de Córdova y compañía ocurrirá el 3 de abril. Justo un día antes, comenzarán las campañas electorales en Coahuila y el Estado de México, los dos únicos estados donde nunca ha habido alternancia política.

En abril y mayo, los dos últimos bastiones del PRI se disputarán en medio de las tensiones entre el lopezobradorismo y el antilopezobradorismo.

Morena ya gobierna 22 de 32 entidades, junto con sus aliados PVEM, PT y PES; buscará ampliar su dominio con Delfina Gómez en Edomex y Armando Guadiana en Coahuila.

Al PRI, que ha perdido casi todo en este sexenio, le tocará defender sus plazas, con las candidaturas de Alejandra del Moral en el Estado de México y Manolo Jiménez en Coahuila.

Al PAN le quedan sólo cinco estados (Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato, Querétaro y Yucatán), pero sabe que solo no ganaría ninguna de las dos entidades, por lo que apoyará a los candidatos priistas.

Al PRD, partido en extinción, no le queda de otra más que sumarse al frente opositor, buscando repetir el triunfo de la alianza tripartita conseguido en Durango en las locales de 2022.

La jornada electoral está programada para el domingo 4 de junio, con más de 2.2 millones de coahuilenses y 12.6 millones de mexiquenses convocados a las urnas.

Será una buena prueba para los nuevos consejeros del INE, que organizarán las elecciones mientras intentan implementar los cambios ordenados por el llamado plan B, en caso de que la Corte no haya tirado aún la reforma.

Inmediatamente después de los comicios, la atención se centrará en las llamadas “corcholatas”, que estarán justo a un año de su anhelada cita con las urnas.

Se prevé que, entre julio y agosto, Morena levante las encuestas para definir quién será su candidata o candidato presidencial: la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard o el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Probablemente, para entonces se sabrá, también, si el senador Ricardo Monreal negocia alguna posición para quedarse en Morena, o si rompe para ser postulado por otro partido.

En septiembre, los partidos de oposición estarán definiendo método para decidir su candidatura presidencial.

Para la oposición resulta clave definir un método que dé vitalidad a su alianza y que permita placear a sus precandidatas y precandidatos (que hasta el momento lucen tímidos y desdibujados).

Movimiento Ciudadano, que gobierna Jalisco y Nuevo León, también enfrentará una decisión estratégica: ¿sumarse a la alianza opositora, o postular a su propio candidato, surgido de una interna entre Luis Colosio, Samuel García y Enrique Alfaro?

En octubre comenzará la cuenta regresiva para Andrés Manuel López Obrador.

Derivado de una reforma aprobada desde 2014 para acortar el periodo de transición entre presidentes, el actual sexenio concluirá el 30 de septiembre de 2024, por lo que el 1º de octubre le quedará exactamente un año al tabasqueño para dejar el poder.

Por lo tanto, se prevé que durante el año el gobierno apriete el paso para dejar sus obras emblemáticas concluidas (Tren Maya y Refinería de Dos Bocas).

Además, se ha anunciado que en 2023 se ampliarán los montos y alcance de los programas sociales, becas a adultos mayores, a jóvenes y a personas con discapacidad.

En noviembre, la Universidad Nacional Autónoma de México tendrá cambio en su rectoría.

Tras dos periodos de cuatro años del rector Enrique Graue, la Junta de Gobierno de la UNAM (15 distinguidos miembros de la comunidad universitaria) deberán elegir a una persona distinta, en medio de fuertes tensiones entre la Máxima Casa de Estudios y el gobierno de López Obrador.

La UNAM no es ajena a los vaivenes de la política nacional; en ella operan grupos afines a Morena y, de hecho, una de las aspirantes presidenciales tiene un fuerte arraigo universitario y un importante grupo de apoyo en la comunidad.

Para diciembre, el tablero de 2024 estará definido en cuanto a alianzas, candidaturas por coalición y partido, y si habrá o no candidaturas independientes.

Las precampañas comenzarán en ese último mes de 2023, un año en el que no habrá tregua ni oportunidad para la reconciliación.

Te puede interesar…

Salir de la versión móvil