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19 de septiembre, luto nacional

Foto: Alejandro Velázquez

Alejandro Basáñez Loyola 

 

Cada 20 o 30 años, pareciera que la Ciudad de México es azotada por un violento terremoto, que cobra una cuota mortuoria derivada del adeudo divino que los tlatoanis aztecas dejaron de pagar a Tláloc y Huitzilopochtli sobre la cima del teocali de Tenochtitlán.

El llamado Terremoto Maderista sucedió el 7 de junio de 1911 y coincidió con la entrada de Francisco I. Madero a la capital del país. Fue un sismo que dejó media centena de muertos y 250 construcciones destruidas, entre las cuales estaba el edificio del Tercer Regimiento de Artillería. El temblor también hizo que se desplomara el edificio del Imparcial, sitio en donde más tarde se construiría el Hotel Regis, el cual correría la misma suerte en el 85.

Luego, aconteció el Terremoto de Colima el 3 de junio de 1932, que es considerado uno de los sismos de más alta magnitud reportados en México durante el siglo XX. En éste, se registraron 330 muertos.

Unos años después, el 28 de junio de 1957, volvió a temblar. El Terremoto del Ángel ocurrió a las 02:43 de la mañana. Este movimiento telúrico alcanzó una magnitud de 7.7. Su epicentro se localizó cerca del puerto de Acapulco, en la costa del estado de Guerrero. La zona centro de la República Mexicana fue la más afectada, en especial la Ciudad de México. El saldo en esa ocasión fue de 700 muertos y 2,500 heridos.

La Torre Latinoamericana, recién construida, ganó prestigio a nivel mundial por resistir este fuerte temblor, lo cual se dio gracias a su estructura de acero y gatos hidráulicos, ideal para la composición lodosa del suelo, que es una superficie multiplicadora de las ondas sísmicas.

Construcciones coloniales antiguas y adecuadas al terreno arcilloso, como la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional y el edificio Nacional Monte de Piedad, soportaron estoicas el sismo debido a sus gruesas paredes de piedra y ladrillo; sin embargo, la escultura de la Victoria Alada cayó de la Columna de la Independencia y se hizo pedazos sobre la glorieta.

En 1985, el jueves 19 de septiembre a las 07:19 de la mañana, otro terremoto sacudió la tierra de la capital mexicana con una magnitud de 8.1. Éste ha sido el sismo más significativo y mortífero de la historia escrita de la Ciudad de México; superó en intensidad y daños al registrado en 1957, que hasta entonces había sido el más notable. La réplica del temblor, acontecida un día después (la noche del 20 de septiembre), también tuvo una gran repercusión, pues hizo colapsar las estructuras reblandecidas.

Fueron cien segundos de terror que tomaron por sorpresa a los capitalinos. El número de muertos sólo fue estimado; hay quienes dicen que fueron 10,000, 50,000, hasta 100,000… La verdad quedó sepultada entre hormigón y varillas, pues nadie reclamó a los desaparecidos.

El edificio Nuevo León, enorme complejo habitacional de Tlatelolco con 288 departamentos, 15 pisos y 59 metros de altura, se derrumbó, llevándose la vida de cientos de inquilinos. En las horas siguientes, vecinos desesperados (entre los cuales estaba el tenor Plácido Domingo) buscaban a sus seres queridos entre los escombros.

Después de poco más de 30 años de aquel suceso, la Ciudad de México vivió otra catástrofe. Como una coincidencia macabra, el 19 de septiembre de este año, dos horas después de haberse realizado el simulacro que rememora el sismo del 85, la tierra tembló nuevamente.

La zona sur fue la más afectada. El epicentro se ubicó a 120 kilómetros de la capital, lo cual ocasionó que el terremoto llegara primero que la alerta sísmica. La población horrorizada veía como edificios completos se derrumbaban. Imágenes del lago de Xochimilco sacudiéndose sorprendieron al mundo entero.

Este acontecimiento será recordado como el sismo de los memes y videos, ya que los celulares permitieron captar imágenes impactantes e incluso ubicar a personas atrapadas en los escombros.

¿Qué le depara a la Ciudad de México si nuevamente sufre un movimiento telúrico como los anteriores? En un espacio de 30 años, es decir, allá por 2047, tal vez el suceso se repita.

Lo mejor para la megalópolis es que ya no crezca más y se incentive a los nuevos inquilinos a poblar otras ciudades cercanas. El temblor del 85 fue el causante de que el INEGI llegara a Aguascalientes y trajera consigo a varios capitalinos exitosos. Más que rezar por esta gran urbe, hagamos cambios sustanciales para descongestionarla y evitar así que muera por enfermedad natural. No es posible que la capital mexicana concentre el mismo número de habitantes que Canadá, el segundo país más grande del mundo.

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