Comer es una necesidad primaria, la más básica del ser humano. Quizá por eso, el campo y la tierra hayan sido, desde el principio de los tiempos, uno de los principales motores de las economías mundiales.
En Aguascalientes, la irrupción de la industria automotriz supuso un cambio de rumbo en el estado. El modelo productivo basado en la manufactura ha generado un clima de crecimiento, estabilidad financiera y competitividad muy confortable; sin embargo, la entidad ofrece todavía muchas áreas de oportunidad, sobre todo en lo que se refiere al mercado laboral, que está muy enfocado en la mano de obra.
Según los últimos Censos Económicos del INEGI, levantados en 2014 y actualizados a 2016, Aguascalientes, con el 1.1 por ciento de la población nacional, participa con el 2.73 por ciento de las industrias manufactureras.
En el caso del sector alimentario, la participación es menor, de solo 0.81 por ciento; pero aun así, el valor de su producción se duplica a 1.67 por ciento, generando con ello el 1.3 por ciento de los empleos y el 1.36 por ciento de las remuneraciones.
Pero sin duda, los datos más sorprendentes aparecen cuando analizamos la participación de cada subramo en relación al total de la producción nacional de dicho sector. O lo que es lo mismo, qué aporta Aguascalientes a cada uno de los rubros de la agroindustria.
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